domingo, 4 de julio de 2021

ENTRE CINECLUBS, CURSOS Y TALLERES: LOS INICIOS DE LA FORMACIÓN CINEMATOGRÁFICA EN BOLIVIA (1960-1980)

 ENTRE CINECLUBS, CURSOS Y TALLERES: LOS INICIOS DE LA FORMACIÓN CINEMATOGRÁFICA EN BOLIVIA (1960-1980)


Por. José Alejandro Mendoza Cortez



Durante la década de los sesenta la creciente producción cinematográfica en el país alcanzaba un auge que llevaría a la filmación de importantes películas en la historia boliviana. Al mismo tiempo se empezaron a crear proyectos con el fin de establecer la formación en el campo de la cinematografía y así aportar a la demanda e interés de una creciente cultura cinematográfica en el país. Es a partir de la mitad de los años sesenta que nacen las primeras prácticas técnicas, académicas y de formación cinematográfica en el país que fueron plasmadas en diversos proyectos encabezados por diversas instituciones como ser: talleres, cursos, productoras, revistas, libros, críticas y cineclubs.

En el año 1961 a partir de la creación del Secretariado de Moralización, por Eduardo Teófilo Gil de Muro Quiñones, la cual al afiliarse a la Organización Católica Internacional de Cine (OCIC) establecería la creación de su filial en Bolivia, la cual llevaría el nombre de Centro de Orientación Cinematográfica (COC) (Mesa, 1982). La visión y misión del Centro de Orientación Cinematográfica (COC) era la de generar proyectos y estrategias para fomentar la formación audiovisual cinematográfica en el país, siendo un proyecto primordial la creación de un cineclub con la visión de no solamente generar la crítica y el aprendizaje de ver cine sino para la realización misma. 

Es a través del trabajo principalmente de los padres Renzo Cotta y Eduardo Teófilo Gil de Muro Quiñones, junto al apoyo institucional del Centro de Orientación Cinematográfica (COC), que se crea el cineclub Luminaria y simultáneamente el cineclub Juvenil en el año de 1962. (Mesa, 1982). El trabajo de los cineclubs en el campo de la formación puede ser resaltado por dos aspectos: el debate posterior a las películas (que en ocasiones eran encabezadas por personalidades culturales de la ciudad) y por los cursos sobre temáticas técnicas y prácticas en cinematografía realizadas por los cineastas nacionales de la época.

A principios de los años sesenta, Jorge Sanjinés y Oscar Soria fundaron la Escuela Fílmica Boliviana, idea que se tenía desde los inicios de la creación del Grupo Ukamau, y que sería el primer intento de formación en un nivel académico y profesional en el campo de la cinematografía en el país. La Escuela Fílmica Boliviana ofrecía cursos de Cinematografía, Fotografía y Actuación Cinematográfica. Se tenía contemplado para los cursos la duración entre 3 a 5 meses con horarios matutinos. Los cursos eran sobre todo prácticos, utilizando los equipos del Instituto Cinematográfico Boliviano (ICB), que colaboró con la  iniciativa de en una primera etapa. 


Entre los profesores que dictaban los cursos se encontraban principalmente ellos dos, también Ricardo Rada, Jorge Ruiz, Hugo Roncal, Leonardo Soruco, Héctor Vargas y  Federico Taborga. La Escuela Fílmica Boliviana llegó a contar con unos 25 alumnos inscritos y llego a funcionar solamente durante cinco meses. Durante estos meses de actividad a modo de práctica, después de un periodo de aprendizaje teórico, se llevaron a cabo filmaciones con los alumnos. Estas filmaciones llegarían a ser utilizadas en el cortometraje Revolución de 1963, la primera película del Grupo Ukamau. 

La Escuela Fílmica Boliviana, en el poco tiempo que logro funcionar, comenzó a sufrir una seria persecución estatal y luego la intervención del Gobierno, que pretendía hacer de la Escuela una institución oficial dependiente del Ministerio de Educación (Terán, 2015).

Ya para el año de 1968 se da la llegada del padre jesuita Luis Espinal Camps a territorio boliviano. Luis Espinal llegaría con un gran bagaje de conocimiento relacionado con el cine y rápidamente asume cargos en medios de comunicación, como docente en universidades, como director y animador en el cineclub Luminaria, es en estos cargos que resalta su gran nivel en cuanto a enseñanza teórica y práctica. Su contribución teórica abarcaría gran parte de los 12 textos, que llegarían a conocerse como los “Cuadernos de Cine” publicados por la Editorial Don Bosco, en la cual también participarían Renzo Cotta y Amalia D. de Gallardo. El primer texto de los “Cuadernos de Cine” publicado en 1972 es “El cine fórum” por Renzo Cotta, seguiría la “Iniciación cinematográfica” por Amalia D. de Gallardo, y los tres primeros textos escritos por Luis Espinal, “Géneros cinematográficos”, “Historia del cine (1945-1970)” y “Lenguaje cinematográfico”. El trabajo de la editorial Don Bosco bajo la dirección a cargo de Renzo Cotta logro reforzar aquel trabajo de formación, creando una biblioteca específica en temas cinematográficos, la cual se encontraba en los predios del Cine Teatro 16 de julio, la cual estaba al alcance para todos los miembros y participantes del cineclub Luminaria durante varios años.

Habiendo logrado establecer bases para la creciente cultura cinematográfica en el país, se empezaron a gestar diversas instituciones que lograron implementar proyectos en pro del cine y de alguna forma llenar el vacío institucional que había dejado el cierre del Instituto Cinematográfico Boliviano (ICB) en 1968. El 23 de noviembre de 1977 se lleva a cabo una Mesa Redonda sobre el cine boliviano en la sede de la Alianza Francesa de La Paz, en donde participan: Pedro Susz con la ponencia “Cine y realidad”, Francisco Aramayo con la ponencia “De Ukamau a Chuquiago” y Luis Espinal con la ponencia “Futuro del cine boliviano”. Es en esta última ponencia Luis Espinal denota la importancia de una formación cinematográfica, en la cual resalta el papel de los cineclubs.

“La primera cosa para hacer cine: debemos aprender a hacer cine. Y para ir a lo práctico: el cine se aprende viendo cine. Pero en nuestro medio vemos poco cine, es decir no vemos el cine más agresivo, el más innovador, el cine - por supuesto - más comprometido, tampoco las obras más consagradas dentro del cine mundial.” (Mesa. 1979).

Así también se abordó uno de los temas más importantes en el ámbito cinematográfico nacional, la implementación de una Ley del Cine, propuesta de Ley que ya se venía ideando por gran parte de los cineastas desde el año 1975. Durante el lapso de estos años se estableció una comisión de redacción la cual estuvo integrada por Oscar Soria y Jorge Ruiz en representación de la Asociación de Productores, Cinematográficos, Armando Soriano Badani y Hernando López por la Cámara de Empresarios Cinematográficos, Amalia de Gallardo y Renzo Cotta por el Centro de Orientación Cinematográfica, Orlando Capriles Villazón por la Federación Boliviana de Cine-Clubs, Luís Espinal por la crítica de cine, y Carlos Mesa y Pedro Susz por la Cinemateca Boliviana, esta última que había sido creada en el año 1976. 

El proyecto de Ley de Cine comprendía de diez capítulos y 51 artículos, en el capítulo cinco se abordan y se establece la obligatoriedad de la enseñanza de cine en los ciclos básico, intermedio y medio de la educación, así como la creación de una Escuela Técnica Cinematográfica, y de la carrera de Cine y Medios Audiovisuales en las universidades. A pesar de la aprobación del Decreto Ley Nro. 15604, Ley General del Cine en 1978 durante la dictadura del General Banzer, esta no llego a ser implementada como tal hasta años después. Además cabe recalcar que el proyecto de ley sufrió de revisiones ajenas a los capítulos planteados en la comisión pasada durante el lapso de tiempo a su aprobación, aun así a pesar de tener en la ley el propósito de crear el Consejo Nacional Autónomo del Cine (CONACINE), no se logró establecer una base sólida para la formación cinematográfica en el país durante los años siguientes a su aprobación.

Después de todas estas experiencias ya entrando a la década de 1980, en pleno proceso de transición de la dictadura a la democracia, se encuentran experiencias importantes en cuanto a formación cinematográfica, como ser el Taller de Cine dependiente del departamento de Extensión Cultural de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) del cual surgieron importantes realizadores cuyas prácticas contribuyeron a producciones con temáticas sociales referidas a las mujeres, los niños, la vida rural y minera, así como la de los pueblos indígenas. Cabe recalcar que se establecerían estos talleres de cine en dos oportunidades y con distintos enfoques en dirección, logrando implementar una formación “profesional” apoyados por la creación del canal universitario para el desarrollo de las prácticas necesarias. (Aimaretti, 2019). El primer taller ocurrió entre los años 1979 y 1980 y fue dirigido por Paolo Agazzi, contó con destacados especialistas en la enseñanza teórica y práctica, tuvo como profesores a destacados cineastas bolivianos como: Antonio Eguino, Oscar Soria, Jorge Sanjinés, y el sacerdote jesuita Luis Espinal. Después del cierre y reapertura de la UMSA en 1981, el segundo taller estuvo bajo la dirección de Hugo Roncal y Ricardo Rada. Al mismo tiempo se abrió un taller de cine por parte del Grupo Ukamau a la cabeza de Antonio Eguino, que mantendría la base del primer taller de la UMSA. Ya para el año de 1983 el Taller de Cine de la UMSA reinició labores bajo la dirección de Diego Torres y desde 1985 dirigida por Raquel Romero, ambos realizadores en el formato del video, el cual tomaría importancia los años 90.

El otro proyecto en formación audiovisual cinematográfica fue el Taller del Cine Minero, el cual nació a través de un convenio entre la COB y CFICD de Francia en 1983. El taller abordaba la formación básica en el formato de “Super 8” en centros mineros, en donde se instruía a jóvenes mineros en el uso del equipo, fundamentos básicos de técnica cinematográfica y la práctica de filmación. Estos dos talleres, Taller de Cine de la UMSA y el Taller de Cine Minero, formarían a realizadores que serían las bases para la formación del Movimiento del Nuevo Cine y Video Boliviano en 1984, con el fin de promover un tipo de producción nacional que reflejara la realidad boliviana ante la arremetida de los canales privados de televisión de la época, usando y valorizando el potencial del video como formato audiovisual (Aimaretti, 2019).

Conociendo toda la travesía que se tuvo durante estos años, es importante resaltar los pocos pero grandes resultados de estos esfuerzos que lograron formar y establecer nuevos cineastas y realizadores cinematográficos para la cultura cinematográfica boliviana. Muchos de ellos lograrían alcanzar relevancia y ser parte del crecimiento del cine boliviano en los años 90 hacia adelante, todo esto a pesar de la formación empírica y/o amateur con la que se inició, se lograron alcanzar muchos avances en cuanto a técnicas y formas de abordar el trabajo cinematográfico en el país. Actualmente contamos con diversas instituciones privadas y públicas que logran aportar a la formación cinematográfica mostrándonos que el camino aún continúa y es necesario generar condiciones profesionales acordes a la creciente tecnología actual. 

Bibliografía Consultada

Aimaretti, María (2019). “Volver a los ochenta: prácticas, experiencias y agrupamientos en la ‘escena’ audiovisual paceña (Bolivia 1978 - 1989)” en Cines Latinoamericanos y transición democrática. Buenos Aires, Argentina: Prometeo Libros.

De la Zerda, Sergio. (2011). “Lo que el cine boliviano le debe a Luis Espinal.”

Gumucio, Alfonso (1982). “Historia del cine en Bolivia.” Cochabamba. Editorial Los Amigos del Libro.

Gumucio, Alfonso. Coord. (2012). “Cine comunitario en America Latina y el Caribe

Mesa, Carlos D. (1982). “El Cine Boliviano según Luis Espinal.” La Paz, Bolivia: Editorial Don Bosco

Mesa, Carlos D. (1985). “La aventura del cine boliviano.” La Paz, Bolivia: Editorial Gisbert

Mesa, Carlos D. (1979). “Cine boliviano del realizador al crítico.” La Paz. Editorial Gisbert.

Terán, J. A. (2015) Jorge Sanjinés. Disponible en frombolivia.com/index.php/cine-en-bolivia/directores/292-jorge-sanjines

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