El lujoso libro del Centenario de Bolivia
Oscar Córdova Sánchez
Docente
En nuestro imaginario colectivo está inmerso el volver
a esos lugares comunes del pasado donde las fiestas cívicas tuvieron, en una
determinada época, bajo contextos políticos y sociales siempre en conflicto,
una marcada tendencia a definir narrativas sociales para la siguiente
generación. Estos hitos nacionales recaen, en todo su esplendor, cada 06 de
agosto, recordando la creación oficial del país. Un caso particular de este
discurso fue en agosto de 1925, momento en el cual se publicó un empastado
magistral conmemorando el Centenario de la entonces República de Bolivia.
Dirigido y coordinado por J. Ricardo Alarcón A., la
obra Bolivia en el Primer Centenario de su Independencia, es un libro
fundamental para leer, estudiar, entender, comentar, visualizar y criticar como
fue esa Bolivia, fragmentada y aún en ciernes de ser conocida por los suyos, llena
de una diversidad geográfica, industrial, cultural y urbana. Obra que exhibe
una imagen de un país con modernidad y progreso, dando más valor a los logros
que Bautista Saavedra, presidente de ese centenario momento, había logrado en
su etapa política y demostrando su capacidad como líder gubernamental.
“Se nos pidió que dicha
empastadura fuera del mejor material y hemos empleado en ella el más fino 'Du
Pont Fabrikoid' […] no absorbe suciedad ni grasa; no se mancha ni
palidece", así, en la hoja suelta del empastado, se da el certificado de
su garantía por su singular encuadernación. Editado por The University Society,
Inc., y bajo los auspicios del gobierno,
el empastado tiene un cuidado
esmerado y lujoso, con viñetas bajo un estilo tiwanacota –recordando
nuestro pasado prehispánico–, fotografías de diferentes lugares del país (en su
mayoría tomadas por Rodolfo Torrico Zamudio) y escrito por varios intelectuales
bolivianos (Daniel Sánchez Bustamante, Fabian Vaca Chávez, Rosendo Villalobos,
Enrique Finot, Belisario Diaz Romero, Emilio Villanueva entre otros) haciendo
sus respectivas monografías en el campo que se especializan: literatura,
historia, arqueología, botánica, economía, arte, música, geografía, geología,
flora y fauna. Además, incluye las monografías departamentales con sus
respectivas figuras públicas de ese momento, acompañadas al final, a excepción
de Beni, de la Galería Social, segmento dedicado a mostrar en imágenes a la
elite femenina de cada ciudad, junto con las familias con más jerarquía en el
ámbito económico. Así, este empastado lujoso es la representación de la elite
boliviana, mostrando al mundo el desarrollo industrial y tecnológico de esa
escasa sociedad vista en imágenes.
Sin embargo, hubo grandes
ausencias y una de esas fue el tema del sujeto indígena donde su población se
halla ausente en la obra centenaria, sin ninguna imagen que muestre su realidad,
ni comentario alguno sobre su estilo de vida; contradice los sentidos de unidad
nacional que tocaban fibras a un escaso grupo urbano dominante. Tampoco se realza
las diversas etnias aglomeradas en diferentes partes del territorio. La obra
trata de invisibilizar a esta sociedad para mantener al público extranjero que
Bolivia es un país de fuerte raigambre blanca y mestiza, a pesar de la mayoría
indígena; aun así, sus promotores, desde el gobierno, irónicamente, intentan
vanagloriarse del pasado remoto de la civilización tiwanacota y sus habitantes
andinos de ese tiempo. Otros de los defectos encontrados en la obra es la
escasa y poco difundida información sobre el oriente boliviano expuestas en las
monografías de Santa Cruz de la Sierra y el Beni, donde el primero solo
contiene veinte páginas; mientras que el segundo, más corto aún, de ocho páginas.
Son ejemplos de la nulidad que se daba a esa otra sociedad que pedía a gritos
unificación territorial por ferrocarril, caminos y vías de acceso más amplias, restando importancia a los imperativos necesarios para lograr un mejoramiento territorial del ´país. Con estas particularidades, el tiempo y los cambios desde ese entonces, nos
hacen cuestionar estas narrativas diseñadas para insertar en el corpus social
boliviano las sinuosas complejidades de nuestra identidad nacional.
Texto publicado en La Ramona, suplemento cultural del periódico Opinión. Cochabamba, Bolivia.