Por Oscar Cordova Sanchez
Posterior a su primer centenario, Bolivia se vio inmersa nuevamente bajo el control político de su mandatario Bautista Saavedra, quien rehusó dejar el mando a sus rivales que él había diseñado. Con un método y táctica eficaz, características del caudillo del centenario, abandonó la supremacía liberal, primero, y el insurrecto republicanismo después; ambos grupos lo acogieron con total respeto que posteriormente cuando detentaba el poder, sus facultades se tornaron amenazantes y llamó al conflicto a quienes alguna vez lo vieron como un hombre fuerte, en un país débil por las apariencias benévolas.
La idea era, por facultad de Saavedra, mantener las bases democráticas estables y duraderas efectuadas bajo la decisión del pueblo a elegir a su presidente. Empero, el caudillo de Julio - que así se referían a Bautista Saavedra por su liderazgo en el golpe de Estado del 12 de julio de 1920 - no estaba conforme con dejar el poder en manos de sus rivales políticos como el Partido Liberal ó Republicano Genuino. Tenía ese don sensacional que detentan los que llegan al mando de la presidencia: poner hilos a sus miembros más leales, para que puedan establecer sus ideas fijas en su gobernante y, para aumentar su idolatría, elevar devoción al nuevo líder del país. Saavedra no era la excepción; manejaba todo el partido Republicano Socialista - llamado posteriormente Saavedrista por sus opositores - y, en base a su partido fue subiendo su nombre, obteniendo mayor relevancia que su propio partido. Fue en este ambiente, que uno de sus hombres de máxima confianza y lealtad, no dudo la oportunidad que le daba el presidente. Utilizando el sentido cooperativo de todos los hombres de la patria y unidos a buen recaudo estable, realizó una acción osada.
Hernando Siles Reyes es el hombre que usará la emancipación contra las garras afiladas de Saavedra y las pondrá lejos de su alcance. Abogado, cátedratico y más que nada, un atento observador de la realidad del país. Puso en marcha una nueva convocatoria política para que sea parte de los pilares de su gobierno, formado por una pleyade de jóvenes - mayormente universitarios - que verían un intento nacionalista en base a una nueva conformación del Estado. Esta nueva agrupación política, era el Partido de la Unión Nacional o Nacionalista, con el cuál pasó a ser base de la nueva vanguardia que se iba a crear en el país dentro de unos años y la línea ideológica futura para formar el Movimiento Nacionalista Revolucionario.
Pero antes de examinar los hechos y sucesos que dieron origen a este partido, nos detendremos en el año 1925, punto en el cuál el Saavedrismo llega a su límite de manipulación sobre la población, especialmente en obreros y artesanos.
ANTECEDENTES (1925 - 1926)
En su exhaustivo paso por el gobierno, Saavedra y sus seguidores llegaron al año 1925 en un momento en que, a decir de Enrique Finot, las " pasiones exaltadas llegaban al paroxismo". En los primeros meses de ese año, Saavedra, realiza, para dar importancia al progreso internacional con nuestros vecinos, un tratado con Argentina y dos protocolos con Brasil y Perú, respectivamente.
Los republicanos (saavedristas) buscaban, en sus miembros, un nuevo binomio para las futuras elecciones de mayo de ese mismo año. En la convención nacional del Partido Republicano eligen, con mucha cautela, a José Gabino Villanueva y Abdon Saavedra (hermano de Bautista) como candidatos a presidente y vicepresidente; mientras que los opositores de ese momento formaron la coalición liberal - republicana que unía las fuerzas del Partido Liberal y Partido Republicano Genuino, confiando en sus representantes Daniel Salamanca y José Luis Tejada Sorzano, genuino y liberal respectivamente; para ser candidatos a las elecciones y dar batalla a los republicanos.
No duró mucho tiempo la tranquilidad antes de las elecciones, haciéndose inminente las prácticas violentas por los saavedristas hacia sus adversarios siendo atacados Salamanca y Tejada Sorzano. Fue el escarmiento hasta el punto que este último tuvo que refugiarse en la Legación de Chile por las denuncias que recibía, siendo acusado de reparto de armas; mientras que Salamanca no dejó la pluma, desde Cochabamba, para seguir hiriendo a la "rama bastarda del Partido Republicano". Aún así, su casa fue apedreada y recibió fuertes insultos de parte de sus rivales.
En el estado de la vida social de ese tiempo y manipulada por los miembros del partido de turno, salen ganadores en las elecciones José Villanueva y Abdon Saavedra; logrando una victoria personal de Saavedra sobre sus rivales políticos. De tal manera que Villanueva, en agosto, debía tomar el mando de la nación.
Jose Gabino Villanueva, miembro leal a su partido, había dejado fluir sus intenciones de "colaboración de los mejores, más honrados y más aptos, sin distinción de partidos". Esto enfureció al caudillo Saavedra y uso la medida para anular su elección como también la vida política de Villanueva.
"Artículo único.- Se declara nula la elección de los ciudadanos J. Gabino Villanueva y Abdon Saavedra, para desempeñar los cargos de Presidente y Vicepresidente de la República, por no haber renunciado a los cargos que desempeñaban, de Ministro de Estado el primero, y de Prefecto el segundo, seis meses antes de la elección, de conformidad con la Ley del 15 de octubre de 1895".
Así, dispuesto sobre la ley, el 25 de agosto propuesta, y el 2 septiembre ejecutada, Bautista Saavedra había ganado el sitial de la prórroga presidencial, aún cuando meses atrás había negado esta iniciativa por parte de su gabinete, logrando su ambición de ser el "presidente del Centenario".
Logro ambicioso y personal que amplió unos meses más su mandato desde la silla del Palacio de Gobierno.
En la ley señalada, mencionaba que el cargo del Poder Ejecutivo será entregado al presidente del Honorable Congreso Nacional, Felipe Segundo Guzmán, el cargo de presidente de la República, con el único objetivo de realizar las elecciones en diciembre y entregar el mando en enero del siguiente año. Segundo Guzmán gobernó desde septiembre hasta enero de 1926.
Era el momento de Hernando Siles, esperando el momento exacto, para representar a su partido. Saavedra y sus miembros tenían poca confianza en Siles por su futuro modo de dirigir la nación.
Aún así, por designios interinos y con el cuidado establecido sobre Siles, lo eligen candidato presidencial para las elecciones de diciembre, junto a él lo acompaña, nuevamente, Abdon Saavedra, como vicepresidente.
Fielmente a lo establecido por la ley promulgada, las elecciones se realizaron exitosamente en diciembre. Proclamando ganador al Dr. Hernando Siles, en el conteo final se dio una votación del 97% sobre el Partido Republicano, mientras que el restante 3% se le daba a la coalición de Salamanca y Tejada Sorzano. Una elección infectada totamente por un fraude demasiado obvio para cualquiera.
Tanto fue el seguimiento a Siles por parte de los republicanos, que éstos habían redactado un documento para que "el nuevo jefe de Estado deba seguir los proyectos del jefe del Partido Republicano". Fielmente, Siles responde con lealtad al documento que le enviaban para hacer cumplir con los procesos que el partido había considerado. Humillación total para Siles, que muy pronto tomaría acciones ante tan acto vergonzoso.
Llegado el mes de enero del año 1926, Bautista Saavedra viaja a Europa, con el cargo de ministro plenipotenciario en Holanda, Bruselas y Suiza. El cargo, meses antes, se entregó por Felipe Segundo Guzmán.
Ante la situación emergente de la salida del máximo jefe republicano, Siles apresura su investidura y aprovecha su influencia para lograr alejarse de su partido, tanto así, que en sus primeros meses como gobernante manda a su vicepresidente Abdon Saavedra al exterior, con el pretexto de agradecer, en calidad de embajador, a las naciones que asistieron al centenario de la República. El hermano menor de Bautista, consternado a su retorno por las declaraciones y acciones violentas contra su persona, decide el ostracismo y se va a la Argentina.
Siles, empieza el nuevo modelo de gobierno. Rompiendo totalmente con su partido, se encuentra en un momento abandonado y con ausencia de fuerzas populares que apoyen su gobierno.
Es donde se produce el cúmulo de apoyo de a poco desde los Partidos Liberal y Partido Republicano Genuino que muy pronto estarían en su gabinete. Siles, gran catedrático y conocido abogado chuquisaqueño, busca su apoyo más sólido: los universitarios. Aquellos jóvenes que plasmaron ideas de Ortega y Gasset, Spengler, Mariategui; cuyo símbolo de cambio representaba Siles una nueva entidad nacional unitaria
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EL PARTIDO DE LA UNIÓN NACIONAL
La síntesis de este nuevo modelo político, liderado mayormente por jóvenes universitarios y obreros, propugnan ya fosilizados los conceptos liberales y republicanos, que no vieron un desarrollo que implicaban las fuerzas obreras, indígenas y universitarias. De allí, que el nuevo partido, en aparente alejamiento del gobierno de Siles, decide buscar militantes desde los caducados partidos que sólo asistían con la fuerza de sus caudillos, más no con las nuevas ideas renovadoras de ese tiempo.
El cuerpo que se iba formando provenían, algunos, de círculos artísticos e intelectuales como El Ateneo de la Juventud o la Sociedad Filomatica y que, muy pronto, se iría formando nuevos valores en sus destacados miembros. Estos mismos estaban, algunos, en los viejos partidos y veían que a futuro sus objetivos se unificarian en un sólo grupo.
1926, UN SIGILOSO CAMBIO
Varias ideas unificadoras de parte del gobierno resonaban con la fundación de un partido propio desde mayo del año 1926. La diferencia con otros años es la importancia de los universitarios, obreros y fabriles; quienes veían en Siles un objeto para amarrar sus ideales y así lograr fomentar su unión marcada por el socialismo imperante. Aquí aparece el nombre de Rafael Taborga, industrial y "comerciante en quiebra" a decir de Gustavo Adolfo Otero.
La influencia del poder Ejecutivo en adherir todos estos sectores en uno solo deriva en los momentos más influyentes de la generación intelectual de Bolivia. Una organización compuesta de pensadores por la renovación de la unidad nacional. Diaz Machicao logra anotar estas insinuaciones del futuro partido político:
"Comenzóse a hablar de la fundación de un partido nuevo que tendría por finalidad colaborar al presidente Siles. El simple rumor causó alarma en el ánimo de los adherentes de partidos tradicionales… El país se declaró en viva y ardiente polémica al respecto".
Siles abrazó el nuevo grupo y, para estrechar aún más los lazos, lograron una alianza en primera instancia cubierta por el parcial apoyo obrero y manejado por los jóvenes universitarios y miembros de partidos tradicionales como el Partido Republicano, Partido Republicano Genuino y Partido Liberal.
Acordaron, el mes de diciembre, agrupar a todos los miembros invitados, llevados por el fervor nacional de ese momento.
Llegado el momento, 5 de enero de 1927, las notas del nuevo partido político se apilaban para ser enviadas a todos los sectores y avisar a todos que un grupo totalmente renovado salía de mentes jóvenes brillantes. Se decidió como presidente del partido a Rafael Taborga junto con Alberto Cortadellas y Alfredo Mariaca, como secretarios.
Con toda expectativa y curiosidad, se publica en el periódico El Diario, el Manifiesto y el Programa Mínimo del Partido de la Unión Nacional, el 11 de enero, seis días después del nombramiento de la dirección del partido.
Pero, ¿cuál era su dirección e intención del nuevo partido? Entre sus dictámenes señala que fue "inspirada en las tendencias sociales modernas, asi como también en la juventud intelectual", bajo la reacción contra el "viejo caudillismo boliviano". La idea central era hacer cumplir los preceptos constitucionales en base a la devolución al pueblo de la decisión que ellos tomen, logrando una democracia pactada.
Así nacía el partido de la Unión Nacional, más tarde llamado Partido Nacionalista o partido Silista para los detractores del gobierno.
Entre los que fueron parte del Manifiesto estaban: Lucio Pérez Velasco, Hugo Ernst, Víctor Muñoz Reyes, Daniel Bilbao Rioja, Gustavo Adolfo Otero, Humberto Palza, Antonio Diaz Villamil, Enrique Finot entre otros.
Una explosión de júbilo llenaba las aulas de la universidad, observando el cambio que proponían. Sin embargo, Siles actuó sigilosamente para que no esté su nombre en el acta de fundación ni tampoco en la inauguración. Así fue el nacimiento de un nuevo movimiento que será clave en las siguientes décadas y, específicamente, en el socialismo de Estado de los años 30.
Continuará...
MUCHAS GRACIAS, Excelente descripción histórica
ResponderBorrarExcelente cronica de esta critica epoca en lo politico y la necesidad de enterrar a los liberales y republicanos y buscar remozar la politica, con la aparicion de los nacionalistas, llamados tambien mamones.
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