lunes, 17 de julio de 2023

La Primera Médica Boliviana

 La primera médica boliviana


Amelia Chopitea (izq.) y su hermana Elia Chopitea (der.)


Por Oscar Cordova Sanchez

Hace 3 años, en pleno auge de la pandemia, recopilé datos acerca de la Dra. Amelia Chopitea y la incursión que tuvo en la historia de la medicina del país. Ahora, ampliando más información cronológica, hago una pequeña síntesis biografía de la primera medica boliviana.

Durante las primeras décadas del siglo XX, el rol de la mujer en nuestro medio estaba únicamente destinado a ser madre, hija o esposa, cumpliendo una labor estrictamente en la casa. Con las nuevas reformas de acceso a otras profesiones, como el caso de ser preceptora, se trataba de modificar varias leyes que supriman estos casos de restricciones en ciertas profesiones. Siendo una sociedad conservadora y abiertamente machista, las leyes se iban modificando con los años para el acceso universitario de las mujeres. En el caso de la carrera de medicina, la Dra. Chopitea rompió con los prejuicios y juzgamientos de esa época todavía en vías de ampliar los derechos laborales de la mujer.

María Amelia Chopitea Villa nació en la localidad de Colquechaca, departamento de Potosí, el 20 de marzo de 1900. Hija de Don Antonio Chopitea y la Sra. Amelia Villa. Desde niña se influenció mucho de la educación familiar que se le daba en base a conocimientos más prácticos, esto, junto a la localidad donde vivía, de cierta manera, motivó su afinidad a las ciencias biológicas.

Debido a la ineficacia pedagógica en Colquechaca, la familia se trasladó a la ciudad de Sucre. Fue en esa ciudad que, junto a su hermana Elia Chopitea, disfrutó las clases de su profesor de Ciencias Biológicas y, poco a poco, se adentraría en las primeras lecciones sobre el gran funcionamiento y anatomía de los seres vivos. Las disecciones a pequeños animales y las practicas químicas en el laboratorio de su escuela, serían parte de la necesidad de un estudio complementario, inclinando su vocación hacia la carrera de medicina; algo que con ansias deseaba desde sus inicios en la primaria. Una profesora belga fue quien influyó en Amelia para decidir su futuro profesional: Julia Begand, quien en 1909 vendría a Bolivia con la famosa Misión Belga, dicha misión traería una reforma pedagógica en el país y particularmente en Amelia y su generación. Los años en su escuela serían siempre recordados al nombrar la notable labor de sus mentores; entre ellos Georges Rouma y M. Thirion en varias de sus conferencias.

Al terminar el bachillerato, decide estudiar Medicina en la Facultad Oficial de Medicina, Farmacia y Odontología de la Universidad Pontificia San Francisco Xavier de Chuquisaca. Pero su ingreso no le sería fácil, pues la formación que se brindaba era exclusivamente para varones.

Después de la presentación de varios trámites, logra ser parte del conglomerado de estudiantes y fue recibida fraternalmente por el Decano, Nicolas Ortiz, demostrando una señal de augurio para que más mujeres se inclinen al estudio de la medicina y hagan de ella su profesión.

Durante los siete años de estudio en la carrera, logró aprobar cada materia de manera brillante. Amelia mostrando dotes de excelencia llega a culminar sus estudios facultativos el 25 de junio de 1926. Posteriormente, en base a su experiencia como practicante en el Hospital Santa Barbara, defiende su tesis Causas de la Mortalidad Infantil. Aprobada dicha tesis se titula como médico-cirujano, siendo la primera mujer del país en obtener dicho título.

Su tesis es uno de los primeros documentos referidos a la especialidad pediátrica del país. Junto con los textos del Dr. Néstor Villazón Morales, Dr. Jaime Mendoza y Dr. Juan Manuel Balcázar, es una de las tesis pioneras en el estudio del niño boliviano.

Algunos datos que en su tesis da a conocer sobre la mortalidad infantil son los porcentajes de 1920 hasta 1925. Explicando que el rango de muertes por cada 100 niños era entre el 35% y el 40%. Una demanda alta dado el estado de miseria y abandono al sector infante en los hospitales.

Haciendo énfasis en su estudio sobre los casos de mortalidad infantil en el año 1925 se muestran los siguientes datos:

-        Nacidos en el año      870

-        Muertos                      470  

Asombra que más de la mitad de los niños fallecían en el primer año de su vida, debido a las infecciones y enfermedades que producían decesos como la congestión, coqueluche e infecciones intestinales. Siendo el coqueluche de carácter epidémico y mortal en 1923 y 1925.

Tres meses después de su defensa, egreso y titulación como médico-cirujano, el Congreso Nacional envía a la Dra. Chopitea a Francia para especializarse en ginecología, obstetricia y pediatría. Hospitales como el de Maternidad Baudeloque, Tarnioer o Enfants Malades fueron los sitios de estudio y práctica médica de la doctora. Un año más tarde, en París, representa al país en el Congreso del Consejo Internacional de Mujeres, siendo la única representante del país y de Sudamérica.

Su sueño se había realizado con esfuerzo, empeño y entusiasmo; no declinó aun estando en una sociedad tan patriarcal. Amelia abrió nuevas puertas de estudio y brindó a la población la salud que requería. Tomando en cuenta la dedicación que dio a los niños, que ella fue su fiel madre de la salud. 

La Dra. Chopitea retornó a nuestro país y con el conocimiento adquirido en Europa, se dirigió a la ciudad de Oruro donde brilló no sólo por su capacidad de curar pacientes, sino por la acción benéfica. A decir del Dr. Luis Dubravcic, entre los beneficios que realizó fueron ser promotora del Pabellón Infantil en el Hospital Obrero de Oruro; ser doctora ad honorem en asilos como el de Huérfanos de Guerra. Además, ser profesora de Higiene y Puericultura en varios establecimientos de Sucre y Oruro.

Con su humilde personalidad y desempeño laboral fue influyente en la lucha por equidad de los derechos civiles y políticos de las mujeres y pionera en la labor médica en nuestro país, siendo una guía en el cuidado de infantes; pero también en su familia fue la fuente de admiración ya que su hermana, Elia Chopitea, fue la segunda médica boliviana y Mayor de Sanidad durante la campaña del Chaco. 

En 1952, mientras realizaba su servicio médico en la ciudad de Cochabamba, a la edad 51 años, la Dra. Amelia Chopitea dejó de existir, pero las labores encomiables y su obra no fueron olvidadas. El sitial que merece es grande y aún no se le considera como realmente debe ser.

¿Cuántas doctoras le deben a esta mujer la honra de abrir las puertas a un mundo lleno de posibilidades y sacrificios en nuestro país como son las carreras de las Ciencias de la Salud?


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

La Biblioteca Perdida de Julio Mendez

  L a Biblioteca Perdida de Julio Méndez Por Oscar Cordova Sanchez Consultor educativo y cultural La situación actual del mercado de libros...