jueves, 19 de noviembre de 2020

TRISTAN MAROF Y UNA INÉDITA ENTREVISTA EN CUBA

NUESTRAS ENTREVISTAS


TRANSCRIPCIÓN POR DRINA FLORES

Nota: Se mantuvo la escritura de la época y no se realizó ningún cambio durante la transcripción del artículo.  


“EN EL INTERIOR DE LAS ALMAS, EN ESTE MOMENTO, HISPANOAMERICA ES UNA GRAN SOLA PATRIA INDIVISIBLE”

Diario de la Marina, 13 de marzo de 1928

Tristán Maroff, el conocido literato hispanoamericano, nos honró con su visita y, por la boca de Miguel A. Asturias, nos habla de sus idealismos, de su destierro y sufrimientos.





Hoy hemos recibido en nuestra redacción la visita de Tristán Maroff, literato hispanoamericano muy conocido en nuestros círculos intelectuales por sus libros “Suetonio Pimienta”, “La Justicia del Inca” y “El Ingenuo Continente Americano”, que llega del Perú después de una cinematográfica y novelesca fuga del destierro a que se le había confinado en los desiertos de Bolivia. 

A título de información dejamos la palabra al señor Maroff quien nos cuenta, con la vivacidad y color que caracteriza su charla, los días de su destierro, la fuga y los acontecimientos que precedieron a éstos. Nuestros lectores recuerdan acaso, los acontecimientos revolucionarios de Bolivia acaecidos recientemente. Y a Maroff la palabra:

—Yo llegué a Bolivia con las mejores intenciones ideológicas. Vi de cerca los dolores de los indios en mi país. Dos millones de bolivianos analfabetos y sometidos a trabajos denigrantes en las minas mal pagados, con un salario ínfimo, y con la muerte que atisba a cada minuto sobre sus espaldas. Decidir organizar con otros intelectuales un partido que reivindicase sus derechos dentro de las normas honestas. Mi propaganda fué esencialmente económica y el pueblo y la juventud comprendió en seguida mi propósito y mis sentimientos. Grandes masas de pueblo nos recibieron en todas partes y fundamos con el entusiasmo varios órganos de prensa de combate. El gobierno no miró con recelo esta actitud en el primer instante. Al contrario, nos ayudó. Pero viendo que nosotros crecíamos y que sus filas políticas mermaban, decidió dislocarnos. 

—¿Y qué siguió de esta aventura? —preguntamos a Maroff, que vuelve del destierro a que fué enviado con negra barba de fakir. En París le habíamos conocido rasurado e inglés. Buenos tiempos aquellos en que al gris de las calles del Barrio Latino nos paseábamos soñando en las necesarias rectificaciones que se imponían en nuestra América, las medidas que urge tomar para lograr conservar nuestra íntegra existencia.

—Lo que pasa a los hombres de Latino América en esta hora gris, mi querido amigo. Un destino nos está marcado. El gobierno de Siles, después de ofrecerme el Consulado General en Londres, me tomó preso y me confinó a un lugar mortífero. Decenas de muchachos valientes han tenido la misma suerte. Abraham Valdés escritor recio y místico; Oscar Cerruto el poeta vanguardista cuyo verbo es de fuego; Natusch Velasco, Illanes Solís profesor Chumacero, presidente de la Federación y tantos otros… Muchos siguen aun confinados. Esto no debe sorprendernos. Los que luchamos por algo muy elevado y somos convencidos, no nos asustamos de la muerte misma. 

—¿Y usted fué tomado preso en La Paz?

—Sí, en el mes de julio del año pasado, el trece de julio. Fué toda una comedia y la hizo el intendente Ruiz por orden de Siles. De acuerdo con la policía y con el fin de perderme se dieron al mundo las más alarmantes noticias telegráficas sin fundamento todas. Naturalmente, de esto me he enterado a mi salida de Bolivia, pues antes no sabía sino que estaba preso por orden superior, por creérseme complicado en el movimiento revolucionario a que ya hice alusión. La orden superior es en Bolivia algo así como la mano muerta de la Edad Media. Capturado que fuí, se me llevó a la Cárcel de San Pedro junto con otros amigos y compañeros. Se nos sometió a un régimen riguroso de intercomunicación para privarnos de la defensa. Y la comida era mala. Y las noches eternas. El alcalde metía las manos en los platos para enterarse de si iban allí noticias de mi familia y acaso, acaso con la intención de envenenarme. Un día se produjo una especie de motín y trataron de fusilarme. El intendente Ruiz dijo que nosotros habíamos querido sublevar a los soldados para fugarnos e intentar un nuevo movimiento. Después de varios meses de prisión, sin proceso legal ninguno, naturalmente el Gobierno, para dar a aquella situación un cauce legal, me confinó, so-pretexto de jefe de la revolución. 

Mi confinamiento se hizo con lujo de fuerzas militares Salí de la cárcel en un camión, entre un paquete de soldados al mando de un teniente a las cinco de la mañana. Yo, al principio, creí que me iban a fusilar; tanto se había hablado y dicho de mi tremenda culpabilidad que, aunque le parezca cómico sin ser culpable ya me parecía que lo era. 

—Y ¿a dónde le desterraban?

—A más de cien leguas de La Paz, una provincia llamada Caupolican, malsana y poblada de selvas vírgenes, donde no es posible ponerse en comunicación con el resto de los humanos, ni posible intentar la fuga porque acechan los elementos que a estas alturas parecen atraer hacia ellos todos el terror del mundo.

—Y ¿cómo logró fugarse?

—Valiéndome de una estratagema. Entre la muerte en aquel sitio y la fuga, que ya era un intento y una esperanza de vida con todos sus peligros, preferí la fuga: echarme a andar a pie por sitios donde no había camino hasta alcanzar la frontera peruana. Anduve ocho días seguidos, y aquí debo contarle que a pesar de mi calidad de prófugo, el paisaje y la soledad de aquellos sitios era tan grande que a ratos me abstraía y figuraba que estaba en un paseo en un sueño no sé…

—Y llegó al Perú…

—Donde debo decir que me acogieron efusivamente, dándome prueba de la solidaridad americana que día a día se hace más tangible en nuestro Continente. En el Perú me reuní con los intelectuales y en el teatro de Arequipa di una conferencia sobre temas literarios.

—¿De qué habló usted?

—De Gandhi.

—Y, ¿a qué viene a la Habana?...

—De paso para Méjico. Es la primera vez que estoy en la Habana y me parece una ciudad bellísima, bulliciosa y con el ambiente acogedor que caracteriza las ciudades de origen español. Antes de venir a Cuba, naturalmente conocía sus grandes hombres que son, algunos, de los más grades de nuestra América. De joven leí y releí a Martí, educándome en sus enseñanzas republicanas. Ahora que estoy en la Habana siento mejor algo que hasta aquí no había pasado de ser en mí un presentimiento: siento que Hispano América es una gran sola patria, indivisible; al menos en el interior de las almas en este momento; después de ellos estamos seguros lo será de hecho. Todos los hispanoamericanos tienen el deber de hacerlo dándole lugar primero a los postulados económicos que son los que deben normar nuestra vida por necesidad imperiosa de estos tiempos, más que nuestro gusto. 




Damos para concluir una ligera impresión de los libros de Maroff. “Suetonio Pimiento”, nos muestra en este libro el lado ridículo de los personajes de nuestro continente, que alcanzan situaciones ridículas en Europa gracias a su vanidad. “El Ingenuo Continente Americano”, es un libro de evocación, cáustico y, como todos los de Maroff, escrito de manera bellísima, pero con ese acento que nos atrevemos a llamar inglés breve en las más adheridas concepciones. “La Justicia del Inca” es un estudio económico de los problemas bolivianos quizá el libro que ha escrito con más fe. Los otros son libros donde el dolor toma la careta del humorista, y este último un libro donde las palabras han señalado y sufrido el peso de la reflexión que ve delante de sí más que todo lo económico. 

MIGUEL ANGEL ASTURIAS

La Habana.  



martes, 15 de septiembre de 2020

EL PARTIDO NACIONALISTA (UNIÓN NACIONAL): JÓVENES INTELECTUALES, PRÓRROGA Y FRACTURA PARTE II

 

EL PARTIDO NACIONALISTA (UNIÓN NACIONAL): JÓVENES INTELECTUALES, PRÓRROGA Y FRACTURA PARTE II


                             Foto: Hernando Siles (centro) rodeado de jóvenes       universitarios entre los que destacan Enrique Baldivieso (derecha de Siles).

LOS JÓVENES INTELECTUALES DEL PARTIDO NACIONALISTA: LOS MAMONES

Iluminados por su ideal para una conciencia nacional formaron contactos y redes de alcance para tener en ellos la dirección y manejo del Partido Nacionalista. 

Los nuevos miembros, reconocidos meses después por su partido, fueron Augusto Céspedes, Carlos Montenegro, Arturo Borda, José Antonio Arze, Alberto Ostria Gutierrez, Javier Paz Campero, Carlos Salinas Aramayo, Carlos Medinaceli y Luis Antezana; quienes sostuvieron y defendieron la tesis del "principio que mantiene la unidad política y la unidad nacional  en congruencia”, como diría Ernest Geller sobre el concepto de nacionalismo.


Pero esta idea central, estaba lejos de la unidad propuesta y terminó siendo un simple panfleto publicitario. Empero, sus miembros fueron destacados escritores, pensadores y renovadores con el pasar de los años, como Arze fundarian el Partido de la Izquierda Revolucionaria, de índole marxista y en el caso de Céspedes y Montenegro, fueron ideólogos del Movimiento Nacionalista Revolucionario. Además, otros jóvenes del partido se dedicarán a las letras como Medinaceli, Palza, Otero o Antezana.


Gustavo Adolfo Otero, polígrafo de gran calidad, refiere cuatro grupos que movían al partido, así por las intenciones gubernamentales y su accionar en su campaña. En el caso de Otero había fundado el periódico Nueva Era, siendo la novedad de ese momento por sus publicaciones. Sin embargo, los ataques empezaron a surgir cuando el periódico La Razón, dirigido por su primo Gustavo Otero, escribía publicaciones en contra de los jóvenes. Argumentos que hacían al grupo parecer amamantado por su ingenuo desempeño político; así salió el apodo con el que se los conoció esos momentos: Los Mamones.

¿Alguna alusión a la mamadera silista que promovía la lactancia nacionalista?


Analizando este movimiento, varios de estos jóvenes fueron amoldando sus pensamientos sobre la Bolivia fragmentada por los caudillos que gobernaron y veían en sí mismos la luz que renovaria a esta patria tan dividida hasta ese momento.


¿QUE PROPONÍA EL PARTIDO NACIONALISTA?


El partido Nacionalista tenia en su programa aspectos que ya habian sido tratados por otros partidos, sin embargo, la diferencia fue otra; absorbida la atención del pueblo se leía, con fervor de un cambio radical, algunos puntos que merecen ser señalados en su Programa Mínimo:

"Descentralización económica y administrativa. autonomía económica del Poder Judicial. Leyes sociales en favor de la mujer, del obrero y del niño. Igualdad jurídica de la mujer. Código del Trabajo. Autonomía Universitaria".

Todo este conglomerado de propuestas pasaron a manos del presidente Siles, quien veía la ambición del partido que había dejado hacer sus labores cautelosamente. Pero, fue un declive que vivió Siles, aún en las decisiones del partido, no lograba encontrar la tranquilidad en ciertos sectores que realizaban propagandas comunistas y agitaciones en sectores alejados de la ciudad. Chayanta fue el centro de la intervención militar y los crímenes cometidos contra sus pobladores fue objeto de la debilidad de su gobierno. La frase que Tristán Marof había colocado en las bocas de los rebeldes era "¡Tierras al indio, minas al Estado!", frase tan combativa que era causa de intervenciones para apagar ese foco que inundaba varios pueblos del país. Aún así, se combatía ante la prensa opositora desde el partido y gobierno al mismo tiempo pero sin necesidad de ligazón aún demostrada y aceptada. 


En la convención nacional del Partido Nacionalista, siendo aún presidente Rafael Taborga, el 12 de agosto de 1928, se realizó con la intención de analizar los cambios que había producido el Partido Nacionalista y fue en un discurso donde fueron expuestas la participación del presidente Hernando Siles con el partido que había "sido secundado por el gobierno". Además, promulgaron en su programa: "la educación netamente nacionalista", "nacionalización de ferrocarriles" y la cuestionada "nacionalización de la minería" que hacía su primera aparición como cuestión nacionalista. Este último punto, de quiebre en el partido, fue para los más radicales del partido la realización de hechos contra el dominio de la economía centralizada.  

Pero sus detractores atacaban más contra el gobernante. Arguedas, ya en las esferas altas de su fama, escribió en su libro "La Danza de las Sombras" contra el gobierno de Siles, de manera irónica y cruel, característica del autor de "Pueblo Enfermo". Mientras tanto Bautista Saavedra, en el total ostracismo, mandaba severas notas contra el mandatario por su falta de gobernabilidad y por la alta traición que había realizado a los republicanos. 

El gobierno de Siles, al poco tiempo, tuvo que enfrentar la crisis económica que se avecinaba y también esquivar, con buen manejo diplomático, una posible guerra con el Paraguay en diciembre de 1928.


PROBLEMAS Y CAÍDA DEL SILISMO


Con las injurias al gobernante, por su obstinación a quedarse en el poder, se sostenía en la oposición que había realizado operaciones financieras elevadas y gastos públicos, en plena crisis económica desde el jueves negro de 1929. Esto iba haciendo más relevante la causa de una nueva renovación, pero esta vez Siles impondrá la vía democrática para frenar las prácticas innovadoras de una posible sublevación.

En mayo de 1930, renuncia al cargo de presidente, quién en orden a su gabinete ministerial - conformado por varios miembros nacionalistas - deciden convocar a una asamblea constituyente para modificar la Constitución Política del Estado, que entre sus puntos señalaba que ningún presidente pueda ser reelecto posteriormente. 

Así, en junio de 1930, en total rechazo a dicha asamblea, se realizaron marchas populares, compuestas por universitarios y obreros mayormente, que, irónicamente, pedían la salida de su antiguo profesor, presidente y líder. 

Con el triunfo de la revolución de junio, Siles salía al exilio y su partido que tanto apoyo había recibido de éste se dispersó, esperando el momento oportuno para volver a mover su inquietud nacionalista a la población.


FRAGMENTOS DEL PARTIDO NACIONALISTA


Todos los miembros, en especial los universitarios, venían de una "élite" que inspiraba confianza entre su pensamiento y una acaudalada inversión en búsqueda del mejor porvenir del país. Las ideas provenían, mayormente, del continente europeo y sus influencias llegaban como una novedad sin precedentes. Este es un caso de sus miembros, Guillermo Viscarra, que agarró el pensamiento fascista de Benito Mussolini y que fue difundido desde el Partido Nacionalista. Viscarra fue criticado en varios diarios, partidos y políticos; esto era por la posición que tomaba. Arguedas refiriéndose a Viscarra, lo menciona con justa razón: 

"Otro de la misma camada (Viscarra) y considerado como intelectual, no cesaba de recordarle los nombres de Mussolini y de Primo de Rivera para hacerle ver que a estas horas que el mundo sólo puede mantenerse en equilibrio merced a la voluntad fuerte e incontrolable de los hombres fuertes...Creyendo necesaria e inevitable la implantación de un régimen dictatorial y de fuerza al estilo mussoliano".


Mientras otros, los viejos liberales, tenían conceptos de sostener la idea de unión en base a la voluntad del gobernante y no la del pueblo. En cambio, los obreros, artesanos y mineros, diferian del pensamiento nacionalista e impulsaron, a través de su campo sindical, el socialismo y comunismo, un enemigo común entre la alta jerarquía del Partido Nacionalista. 

Estos jóvenes agarraban la unión mas no el espíritu de cambio. Años después,  uno de sus antiguos miembros, Enrique Baldivieso, comentaba que buscaban emanciparse del gobierno y que "la captura del poder constituyó un error...Pensaban las fuerzas nacionalistas realizar verdadera obra de acción; pero fueron derrumbadas por la revolución de 1930". Un ambicioso proyecto, todavía no maduro, que se apagó rápidamente pero que surgió de manera efímera  después de la Guerra del Chaco. 

En octubre de 1935, se vuelve a realizar la convención del partido Nacionalista, en La Paz y a la cabeza de su presidente intacto, Rafael Taborga, trataron puntos sobre el desempeño de sus miembros en la contienda bélica y de las escisiones ideológicas que se formaban en el sud oeste boliviano. José Tamayo, miembro de las juventudes izquierdistas, que en su discurso culpa a los partidos tradicionales por la dirección que tomó la guerra, decide dar fin al Partido Nacionalista. 

Expuesto los pensamientos de Tamayo, se dio un voto resolutivo para su escisión formal del Partido Nacionalista, con un homenaje a Taborga como miembro que quedaba de la antigua organización. 

Con todos los miembros dispersos en su pensamiento e inclinación política, dieron desarrollo de sus pensamientos sobre el futuro del país, después de haber visto las desgracias en el Chaco y por la falta de unidad nacional que tanto habían enunciado durante el gobierno de Siles. Sin expectativa de unión, se empezaron a formar varios grupos políticos con la esperanza de lograr sus objetivos. Más tarde, en 1942 volvió la palabra nacionalismo en la sigla del MNR, está vez liderado por algunos jóvenes universitarios que fueron parte del gobierno y partido de Hernano Siles.


Por Oscar Cordova Sanchez


Bibliografía

1) Arguedas, A. (1982). La Danza de las Sombras. Tomo II. (2a.ed.). La Paz, Bolivia: Editorial Juventud.

2) Carrasco, B. (1961). Hernando Siles. (1a.ed.). La Paz, Bolivia: Editorial del Estado.

3) Crespo, A. (1985). Hernando Siles: el poder y la angustia. (1a.ed.). La Paz, Bolivia: Siglo.

4) Diaz, P. (1954). Historia de Bolivia: Saavedra (1a.ed.). La Paz, Bolivia: Editorial Don Bosco.

5) Gómez, E. (1975). Bautista Saavedra (1a.ed.). La Paz, Bolivia: Biblioteca del Sesquicentenario de la República.

6) Lora, G. (1987). Historia de los partidos políticos de Bolivia (1a.ed.). La Paz, Bolivia: Ediciones La Colmena.

7) Lorini, I. (2006). El nacionalismo en Bolivia de la pre y posguerra del Chaco (1910-1945) (1a.ed.). La Paz, Bolivia: Plural Editores.

8) Otero, G. (1977). Memorias de Gustavo Adolfo Otero (1a.ed.). La Paz, Bolivia: Litografía e Imprenta unidas.

9) Shelchkov, A. (2018). Socialistas - Militares: El laberinto boliviano de la experimentación social (1936 - 1939) (1a.ed.). La Paz, Bolivia: Vicepresidencia del Estado Plurinacional.

miércoles, 9 de septiembre de 2020

EL PARTIDO NACIONALISTA (UNIÓN NACIONAL), SILES Y UN POCO DE SAAVEDRA PARTE I



Bautista Saavedra y Hernando Siles



Por Oscar Cordova Sanchez


Posterior a su primer centenario, Bolivia se vio inmersa nuevamente bajo el control político de su mandatario Bautista Saavedra, quien rehusó dejar el mando a sus rivales que él había diseñado. Con un método y táctica eficaz, características del caudillo del centenario, abandonó la supremacía liberal, primero, y el insurrecto republicanismo después; ambos grupos lo acogieron con total respeto que posteriormente cuando detentaba el poder, sus facultades se tornaron amenazantes y llamó al conflicto a quienes alguna vez lo vieron como un hombre fuerte, en un país débil por las apariencias benévolas. 

La idea era, por facultad de Saavedra, mantener las bases democráticas estables y duraderas efectuadas bajo la decisión del pueblo a elegir a su presidente. Empero, el caudillo de Julio - que así se referían a Bautista Saavedra por su liderazgo en el golpe de Estado del 12 de julio de 1920 - no estaba conforme con dejar el poder en manos de sus rivales políticos como el Partido Liberal ó Republicano Genuino. Tenía ese don sensacional que detentan los que llegan al mando de la presidencia: poner hilos a  sus miembros más leales, para que puedan establecer sus ideas fijas en su gobernante y, para aumentar su idolatría, elevar devoción al nuevo líder del país. Saavedra no era la excepción; manejaba todo el partido Republicano Socialista - llamado posteriormente Saavedrista por sus opositores - y, en base a su partido fue subiendo su nombre, obteniendo mayor relevancia que su propio partido. Fue en este ambiente, que uno de sus hombres de máxima confianza y lealtad, no dudo la oportunidad que le daba el presidente. Utilizando el sentido cooperativo de todos los hombres de la patria y unidos a buen recaudo estable, realizó una acción osada.

Hernando Siles Reyes es el hombre que usará la emancipación contra las garras afiladas de Saavedra y las pondrá lejos de su alcance. Abogado, cátedratico y más que nada, un atento observador de la realidad del país. Puso en marcha una nueva convocatoria política para que sea parte de los pilares de su gobierno, formado por una pleyade de jóvenes - mayormente universitarios - que verían un intento nacionalista en base a una nueva conformación del Estado. Esta nueva agrupación política, era el Partido de la Unión Nacional o Nacionalista, con el cuál pasó a ser base de la nueva vanguardia que se iba a crear en el país dentro de unos años y la línea ideológica futura para formar el Movimiento Nacionalista Revolucionario.

Pero antes de examinar los hechos y sucesos que dieron origen a este partido, nos detendremos en el año 1925, punto en el cuál el Saavedrismo llega a su límite de manipulación sobre la población, especialmente en obreros y artesanos.


ANTECEDENTES (1925 - 1926)


En su exhaustivo paso por el gobierno, Saavedra y sus seguidores llegaron al año 1925 en un momento en que, a decir de Enrique Finot, las " pasiones exaltadas llegaban al paroxismo". En los primeros meses de ese año, Saavedra, realiza, para dar importancia al progreso internacional con nuestros vecinos, un tratado con Argentina y dos protocolos con Brasil y Perú, respectivamente. 

Los republicanos (saavedristas) buscaban, en sus miembros, un nuevo binomio para las futuras elecciones de mayo de ese mismo año. En la convención nacional del Partido Republicano eligen, con mucha cautela, a José Gabino Villanueva y Abdon Saavedra (hermano de Bautista) como candidatos a presidente y vicepresidente; mientras que los opositores de ese momento formaron la coalición liberal - republicana que unía las fuerzas del Partido Liberal y Partido Republicano Genuino, confiando en sus representantes Daniel Salamanca y José Luis Tejada Sorzano, genuino y liberal respectivamente; para ser candidatos  a las elecciones y dar batalla a los republicanos. 

No duró mucho tiempo la tranquilidad antes de las elecciones, haciéndose inminente las prácticas violentas por los saavedristas hacia sus adversarios siendo atacados Salamanca y Tejada Sorzano. Fue el escarmiento hasta el punto que este último tuvo que refugiarse en la Legación de Chile por las denuncias que recibía, siendo acusado de reparto de armas; mientras que Salamanca no dejó la pluma, desde Cochabamba, para seguir hiriendo a la "rama bastarda del Partido Republicano". Aún así, su casa fue apedreada y recibió fuertes insultos de parte de sus rivales.

En el estado de la vida social de ese tiempo y manipulada por los miembros del partido de turno, salen ganadores en las elecciones José Villanueva y Abdon Saavedra; logrando una victoria personal de Saavedra sobre sus rivales políticos. De tal manera que Villanueva, en agosto, debía tomar el mando de la nación.

Jose Gabino Villanueva, miembro leal a su partido, había dejado fluir sus intenciones de "colaboración de los mejores, más honrados y más aptos, sin distinción de partidos". Esto enfureció al caudillo Saavedra y uso la medida para anular su elección como también la vida política de Villanueva. 

"Artículo único.- Se declara nula la elección de los ciudadanos J. Gabino Villanueva y Abdon Saavedra, para desempeñar los cargos de Presidente y Vicepresidente de la República, por no haber renunciado a los cargos que desempeñaban, de Ministro de Estado el primero, y de Prefecto el segundo, seis meses antes de la elección, de conformidad con la Ley del 15 de octubre de 1895". 

Así, dispuesto sobre la ley, el 25 de agosto propuesta, y el 2 septiembre ejecutada, Bautista Saavedra había ganado el sitial de la prórroga presidencial, aún cuando meses atrás había negado esta iniciativa por parte de su gabinete, logrando su ambición de ser el "presidente del Centenario". 

Logro ambicioso y personal que amplió unos meses más su mandato desde la silla del Palacio de Gobierno.

En la ley señalada, mencionaba que el cargo del Poder Ejecutivo será entregado al presidente del Honorable Congreso Nacional, Felipe Segundo Guzmán, el cargo de presidente de la República, con el único objetivo de realizar las elecciones en diciembre y entregar el mando en enero del siguiente año. Segundo Guzmán gobernó desde septiembre hasta enero de 1926.

Era el momento de Hernando Siles, esperando el momento exacto, para representar a su partido. Saavedra y sus miembros tenían poca confianza en Siles por su futuro modo de dirigir la nación.

Aún así, por designios interinos y con el cuidado establecido sobre Siles, lo eligen candidato presidencial para las elecciones de diciembre, junto a él lo acompaña, nuevamente, Abdon Saavedra, como vicepresidente.

Fielmente a lo establecido por la ley promulgada, las elecciones se realizaron exitosamente en diciembre. Proclamando ganador al Dr. Hernando Siles, en el conteo final se dio una votación del 97% sobre el Partido Republicano, mientras que el restante 3% se le daba a la coalición de Salamanca y Tejada Sorzano. Una elección infectada totamente por un fraude demasiado obvio para cualquiera.


Tanto fue el seguimiento a Siles por parte de los republicanos, que éstos habían redactado un documento para que "el nuevo jefe de Estado deba seguir los proyectos del jefe del Partido Republicano". Fielmente, Siles responde con lealtad al documento que le enviaban para hacer cumplir con los procesos que el partido había considerado. Humillación total para Siles, que muy pronto tomaría acciones ante tan acto vergonzoso.

Llegado el mes de enero del año 1926, Bautista Saavedra viaja a Europa, con el cargo de ministro plenipotenciario en Holanda, Bruselas y Suiza. El cargo, meses antes, se entregó por Felipe Segundo Guzmán. 

Ante la situación emergente de la salida del máximo jefe republicano, Siles apresura su investidura y aprovecha su influencia para lograr alejarse de su partido, tanto así, que en sus primeros meses como gobernante manda a su vicepresidente Abdon Saavedra al exterior, con el pretexto de agradecer, en calidad de embajador, a las naciones que asistieron al centenario de la República. El hermano menor de Bautista, consternado a su retorno por las declaraciones y acciones violentas contra su persona, decide el ostracismo y se va a la Argentina.

Siles, empieza el nuevo modelo de gobierno. Rompiendo totalmente con su partido, se encuentra en un momento abandonado y con ausencia de fuerzas populares que apoyen su gobierno.

Es donde se produce el cúmulo de apoyo de a poco desde los Partidos Liberal y Partido Republicano Genuino que muy pronto estarían en su gabinete. Siles, gran catedrático y conocido abogado chuquisaqueño, busca su apoyo más sólido: los universitarios. Aquellos jóvenes que plasmaron ideas de Ortega y Gasset, Spengler, Mariategui; cuyo símbolo de cambio representaba Siles una nueva entidad nacional unitaria

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EL PARTIDO DE LA UNIÓN NACIONAL


La síntesis de este nuevo modelo político, liderado mayormente por jóvenes universitarios y obreros, propugnan ya fosilizados los conceptos liberales y republicanos, que no vieron un desarrollo que implicaban las fuerzas obreras, indígenas y universitarias. De allí, que el nuevo partido, en aparente alejamiento del gobierno de Siles, decide buscar militantes desde los caducados partidos que sólo asistían con la fuerza de sus caudillos, más no con las nuevas ideas renovadoras de ese tiempo. 

El cuerpo que se iba formando provenían, algunos, de círculos artísticos e intelectuales como El Ateneo de la Juventud o la Sociedad Filomatica y que, muy pronto, se iría formando nuevos valores en sus destacados miembros. Estos mismos estaban, algunos, en los viejos partidos y veían que a futuro sus objetivos se unificarian en un sólo grupo.


1926, UN SIGILOSO CAMBIO


Varias ideas unificadoras de parte del gobierno  resonaban con la fundación de un partido propio desde mayo del año 1926. La diferencia con otros años es la importancia de los universitarios, obreros y fabriles; quienes veían en Siles un objeto para amarrar sus ideales y así lograr fomentar su unión marcada por el socialismo imperante. Aquí aparece el nombre de Rafael Taborga, industrial y "comerciante en quiebra" a decir de Gustavo Adolfo Otero. 

La influencia del poder Ejecutivo en adherir todos estos sectores en uno solo deriva en los momentos más influyentes de la generación intelectual de Bolivia. Una organización compuesta de pensadores por la renovación de la unidad nacional. Diaz Machicao logra anotar estas insinuaciones del futuro partido político: 

"Comenzóse a hablar de la fundación de un partido nuevo que tendría por finalidad colaborar al presidente Siles. El simple rumor causó alarma en el ánimo de los adherentes de partidos tradicionales… El país se declaró en viva y ardiente polémica al respecto".

Siles abrazó el nuevo grupo y, para estrechar aún más los lazos, lograron una alianza en primera instancia cubierta por el parcial apoyo obrero y manejado por los jóvenes universitarios y miembros de partidos tradicionales como el Partido Republicano, Partido Republicano Genuino y  Partido Liberal. 

Acordaron, el mes de diciembre, agrupar a todos los miembros invitados, llevados por el fervor nacional de ese momento. 

Llegado el momento, 5 de enero de 1927, las notas del nuevo partido político se apilaban para ser enviadas a todos los sectores y avisar a todos que un grupo totalmente renovado salía de mentes jóvenes brillantes. Se decidió como  presidente del partido a Rafael Taborga junto con Alberto Cortadellas y Alfredo Mariaca, como secretarios.

Con toda expectativa y curiosidad, se publica en el periódico El Diario, el Manifiesto y el Programa Mínimo del Partido de la Unión Nacional, el 11 de enero, seis días después del nombramiento de la dirección del partido. 

Pero, ¿cuál era su dirección e intención del nuevo partido? Entre sus dictámenes señala que fue "inspirada en las tendencias sociales modernas, asi como también en la juventud intelectual", bajo la reacción contra el "viejo caudillismo boliviano". La idea central era hacer cumplir los preceptos constitucionales en base a la devolución al pueblo de la decisión que ellos tomen, logrando una democracia pactada.

Así nacía el partido de la Unión Nacional, más tarde llamado Partido Nacionalista o partido Silista para los detractores del gobierno.

Entre los que fueron parte del Manifiesto estaban: Lucio Pérez Velasco, Hugo Ernst, Víctor Muñoz Reyes, Daniel Bilbao Rioja, Gustavo Adolfo Otero, Humberto Palza, Antonio Diaz Villamil, Enrique Finot entre otros. 

Una explosión de júbilo llenaba las aulas de la universidad, observando el cambio que proponían. Sin embargo, Siles actuó sigilosamente para que no esté su nombre en el acta de fundación ni tampoco en la inauguración. Así fue el nacimiento de un nuevo movimiento que será clave en las siguientes décadas y, específicamente, en el socialismo de Estado de los años 30.


Continuará...


viernes, 14 de agosto de 2020

LA ETERNA JUVENTUD DE ADRIANA

 LA ETERNA JUVENTUD DE ADRIANA

Dibujo de Adriana Nuñez del Prado Taborga. 
Fuente: De la Tradición Paceña, Paredes Candia Antonio.



Por Oscar Cordova Sanchez

Aquel domingo de marzo de 1946, después de muchos días apareció el sol para alumbrar nuestras calles y plazas en la hoyada paceña. La gente empezaba a llenar los cines, las iglesias y los niños varios centros educativos con mayor entusiasmo. Mientras tanto, en la casa antigua de pisos, ubicada en la calle Yanacocha próxima a la esquina de la calle Sucre, una mujer, a punto de salir a la calle, empieza a buscar en su ropero la ropa que usaría para demostrar la moda que todos se perdían por miedo a la vergüenza y al glamour que ella desprendía cada vez que salía. 

Había muchos atuendos para escoger dentro de su ropero, en especial los vestidos que había comprado durante años con los ahorros que tenía guardados.

Un par de guantes que le llegaba a los codos, un sombrero ancho, un vestido negro que le llegaba a la rodilla haciendo ver su cintura como la de una avispa, un par de tacones y paraguas. Estaba ya lista para presumir su estética. 

Adriana estaba con la indumentaria ya puesta y sólo faltaría mostrar la belleza en su rostro. Un poco de polvo blanquecino, unos cuantos rayones en sus cejas para que se vean prominentes y mucho color en sus párpados superiores. 

Además, ella siempre ponía sus labios de color rojo muy hipnotizador, esperando a cualquier galán que los cambie de color, si en su caminata pasará alguno. Su familia, Nuñez del Prado, fomentaba el talento de Adriana y a su corta edad le dió la manera de enfrentar a la ciudad cada día de su vida. Ella había aprendido a tocar el piano y leer las notas magistralmente, el talento era único, cualquier vecino en su calle distinguía las notas que Adriana iba tocando. Con el pasar del tiempo, sería la fuente de trabajo enseñando a niños, niñas y jóvenes el instrumento que dominaba, esperando que sus estudiantes a futuro presenten piezas musicales en grandes teatros. 

Mientras sale de su casa y cierra su puerta, su mente se ve abducida y es controlada por la belleza, elegancia y soberbia. Cambia de actitud, se pone en frenesí y pierde la cordura como si algún mago hiciera un truco de magia y cambie la mentalidad de Adriana. 

Dirigiéndose a la plaza Murillo por esas calles angostas y resbalosas, muchas mujeres al verla, se alejan de ella demostrando un respeto por Adriana, mientras ella les dice, con tono elevado y salvaje: "¡Birlochas feas!" En cambio los hombres al verla sienten una atracción extraña. Adriana les manda piropos, halagos e incluso se dirige a un joven cadete para declararle su amor. Este solamente sonríe y no le toma atención, mientras demuestra su uniforme hacia jovencitas universitarias. Llegando a una banca de la plaza Murillo, abre su paraguas que tiene tres funciones: protegerse del sol, protegerse de la lluvia y protegerse de los chiquillos. Estos, varias veces, al verla, la ven y le llaman por el nombre que el populacho tiempo atrás le pondría y llamaría a Adriana durante la mitad de su vida y pasaría a la posteridad: ¡Tía Nuñez! 

Al sentarse en una banca con vista a la Catedral y al Palacio de Gobierno, se detiene a mirar a su alrededor a toda la muchedumbre que pasa; en ese momento observa detenidamente a una pareja joven de enamorados y empieza en su mente a recordar ese vacío que no lograba tener: una pareja, y acto seguido se levanta para insultar a la pareja y retirarse a su casa que estaba a dos cuadras de la Plaza. 

Su domingo había sido arruinado por las memorias que alguna vez tuvo con su antiguo enamorado. Recuerda, mientras abre la puerta, los dichos del populacho que había inventado sobre su pasado: que era loca, que se había caído por un suicido frustrado, que el abandono de su novio en el altar la volvió así y demás barbaridades que Adriana logró olvidar limpiando sus lágrimas de su rostro para que su mamá no la viera. Sacándose el atuendo de ese día, saluda a sus primas y sobrinas, que estaban de visita en su casa aquel domingo. 

Era de repente que cambiaba toda esa altanería que le caracterizaba en la calle unos minutos antes, a ser la mujer de clase, educada y amable. Una de sus sobrinas, se acerca y le dice que están en una cena con su mamá que solamente ella conoció a la incomprensible Adriana. 

Mientras se dirige a la cocina, ve a su familia y la silla que le habían reservado. Al terminar la cena y despedirse de los invitados, Adriana, con paso lento sube a su cuarto mientras piensa que nuevo y exótico atuendo lucirá al día siguiente. 

Mientras ordena las notas de piano para sus alumnos, trata de olvidar totalmente lo que pasó hoy al ver esa pareja de enamorados; viéndose en el espejo su cara, brazos, manos y su piel se hacía arrugada y seca, mientras se limpia para sacar su maquillaje de ese día, ella mentalmente estaba cansada por años continuar con la rutina diaria. Eliminando el incidente de hoy y pensando en la salud de su anciana madre que por esos momentos estaba declinando, se propone no olvidar los años que le acompaña y que ella sólo entiende. Cansada y de sueño, logra dormir. Duerme con la costumbre de ser parte esencial de su barrio, la denominación de "Tía Núñez" hacia de ella orgullosa, además que sabía la historia de varios vecinos y destacados personajes políticos que pasaron por la casa de Adriana. Así y todo, La Paz tenía a su primera dama. 

Después de un tiempo la gente extrañada por su ausencia, notaron que Adriana se había ido de este mundo. Muchos de sus vecinos, alegaron que seguía viva: el sonido vibrante del piano de Adriana seguia escuchandose. 

Hasta el día de hoy, nuevos vecinos afirman que continúan escuchando la notas de un piano escuchado desde la nueva instalación que el Servicio Departamental de Gestión Social (SEDEGES) ocupa el antiguo hogar de Adriana.

Cada día, Adriana Núñez del Prado, enfrentó varias cosas: la incomodidad de la gente, el machismo de la población, las burlas, las risas y más que nada la soledad. Sí, esa soledad que en su reemplazo la acompañó sólo su belleza exuberante hasta sus últimos días. Muchos cantantes, actrices, pintores, escritores evocan la figura de Adriana; en memoria de su autenticidad y eterna belleza con el que pasó a la posteridad y con el nombre que todos por primera vez escuchamos de ella: La Tía Nuñez.

jueves, 6 de agosto de 2020

EL ATENEO DE LA JUVENTUD Y EL INTENTO DE BUSCAR EL ARTE AUTÉNTICAMENTE BOLIVIANO EN 1921



Por Oscar Cordova Sanchez

En la mitología griega, la diosa Atenea representaba todo el conocimiento, sabiduría y arte que emanaba en la Grecia Antigua y sus alrededores. Fue tal el culto a la venerable diosa, que en la mitología romana la llamaron Minerva. A partir de esta distinción, era influida la potestad de su divinidad en los griegos a tal punto que decidieron construir un templo en compensación a la diosa de la sabiduría, con el nombre de Ateneo. 

El Ateneo era un centro de reunión de personas dedicadas a la investigación, divulgación y promoción artística; con la capacidad de expandir la cultura de la región e influir a más gente que se dedique a la cooperación por la divulgación artística, literaria y científica. 

Con el paso del tiempo, muchos grupos crearon centros culturales con el nombre de Ateneo y es donde se produjo una fragmentación de su finalidad, con intereses más políticos que productivos. Su auge se dio en el siglo XIX, en países como España, Francia o Alemania cuando surgen la diferencia entre clases sociales fundándose con el objetivo de adherir a miembros de la clases alta con una orientación más cerrada y difundida sólo a familias pudientes. Mientras que otros ateneos, tenían a miembros de la clase media con una nueva configuración ideológica que se iba formando. Esto con miras a la posterior Revolución que se produjo en 1789.

En el continente americano, después de la creación e independencia de las naciones, se realizó intentos por hacer valores artísticos en grupos de personas dedicadas al culto como los griegos realizaban siglos atrás. 

En el caso de Bolivia, en sus primeras décadas, llevar adelante un programa de fomento en sus ciudadanos con el objetivo de divulgación científica o artística era casi sembrar en terreno estéril. La anarquía, el caudillismo, el militarismo, el abuso de poder y muchas otras demandas hacían imposible poner firme la difusión artística y científica en esos tiempos. Pero fue finalizando el siglo XIX y principios del siglo XX, donde se crearon varias instituciones culturales - mayormente efímeras - con la capacidad de producir y difundir  textos históricos y literarios por hombres amantes de la vida dedicada a la ciencia y arte. 

Instituciones como la agrupación paceña Asociación "Julio", en 1857; la Sociedad "Gutiérrez", en honor y tributo al historiador José Rosendo Gutiérrez, entre los años 1886 y 1888; algunas que aún perduran como la Sociedad Geográfica y de Historia Sucre, creada en 1887.

Todas estas y muchas otras fueron una demanda colectiva de carácter necesario para instalar la nueva vanguardia artística, filosófica e histórica. Pero también se crearon cenáculos literarios de profundo análisis de la realidad boliviana, con la intención de dar cuenta a su población de los problemas que embargaban a nuestro país. 

Con las guerras y golpes de Estado, fue que en la época liberal, se crearon varios grupos literarios que lograron atención que perduraron en varios estudios posteriores. 

Grupos como "Palabras Libres" con Alcides Arguedas y Armando Chirveches a la cabeza, en 1905; ó "Gesta Bárbara" con Carlos Medinaceli y Gamaliel Churata (Arturo Peralta), en 1918. Estos grupos fueron cobrando interés y lograron esparcir semillas que dieran fruto a nuevas generaciones de escritores. Es el caso de el Ateneo de la Juventud,  aglomerado de varios ciudadanos jóvenes talentosos, que logró durante la década de los años 20 expandir sus ideas y trataron de fomentar una "nueva literatura" del ser nacional.


LA IMPORTANCIA DE FRANCISCO VILLAREJOS


Según Fernando Diez de Medina, en su libro "Franz Tamayo: El hechicero del Ande" (1942), menciona que en el año 1910 se creó el "Ateneo Boliviano", con miembros descollantes como Franz Tamayo, Bautista Saavedra, Daniel Sánchez Bustamante, Daniel Salamanca y otros escritores de gran valía. Asimismo, se crearon otros ateneos, que tenían importancia más en sus ciudades de origen, tal es el caso del Ateneo de la Juventud en La Paz.

La idea proviene del periodista Francisco Villarejos, un joven inquieto y a decir de Alfredo Guillén Pinto tenía como objetivo "la creación de una literatura y un arte auténticamente bolivianos”. Fue así que con su condición de "iluminar a la sociedad paceña" logra, junto con el infatigable José Tamayo, crear la revista cultural "Inti", en 1920. Esta revista tenia en sus contenidos poemas clásicos, crítica de arte y reseñas de libros. Alguno que otro reporte actual de la política de ese entonces.


Gustavo Adolfo Otero fue uno de los principales escritores de El Ateneo de la Juventud


El año 1921, el joven y novel escritor Gustavo Adolfo Otero; que años antes había sido designado secretario privado en el gobierno liberal de José Gutiérrez Guerra. Sería conocido por su talento literario y por su sátira en sus escritos siendo jocoso y amable al mismo tiempo. Otero había decidido fundar la revista "Ilustración", que contenía el mismo material de información que la revista de Villarejos, aunque de manera más "ácida" informaba a los ciudadanos las ocurrencias y crónicas que armaba sobre el  republicanismo, que estaba al mando de la nación. 

La revista estaba conformada por Angel Salas, Saturnino Rodrigo y otros miembros que con el tiempo fueron dejando la revista para emprender nuevos caminos. Fue en este punto que Villarejos, a finales de 1921, teniendo información sobre la revista, logra enviar una invitación al grupo de "La Ilustración". Todo esto con la finalidad de poder entablar alianzas y poder crear un nuevo modelo de literatura nacional. Otero y sus amigos aceptaron, dirigiéndose al lugar de la reunión. La mesa, donde se iba a decidir la futura unión de ambos grupos, se encontraba en la casa del joven y reciente abogado Humberto Palza, que en unos años más, sería una figura eminente en teatro, poesía, novela y filosofía. Fue en esa reunión y con la presencia de casi la totalidad de los miembros de ambos grupos de las dos revistas, que deciden crear un sólo soporte de vanguardia literaria. A decir de Saturnino Rodrigo, que estuvo en el momento de la propuesta, mencionaba:

 "Se trataba de agrupar en una asociación a toda la juventud militante de artistas, intelectuales, maestros y periodistas que se agitaban en la ciudad, el propósito era crear un cenáculo que aunaba a todos a fin de realizar una obra trascendental. Esa juventud negaba todos los valores intelectuales y artísticos del pasado, no reconocía nada a la anteriores generaciones que apenas habían dejado un caos, quería renovarlo todo, hacer su propia cosecha y sumarse a las corrientes mundiales por medio de la creación del arte por la vida y las ideas". 

En efecto, el nuevo grupo ahora llamado Ateneo de la Juventud, anula el criterio de anteriores escritores que habían derrochado su fama individualista en obras que no lograba armar el rompecabezas común del alma nacional; y no poner énfasis en la importancia de la sociedad que no la leía, ni menos la mencionaba. Sólo décadas después se lograba leer y entender su intención.


EL MANIFIESTO DEL ATENEO DE LA JUVENTUD Y SUS MIEMBROS


Con las intenciones patrióticas y buscar a nuevos miembros; apareció el día 19 de diciembre de 1921, el Manifiesto del Ateneo de la Juventud, donde la posición del nuevo grupo conformado perseguía una nueva orientación artística boliviana. En el mencionado documento, se lee lo siguiente: 

"En el espíritu contemporáneo germinan propósitos de honda renovación y alientan energías rebeldes a los cuales no debe sustraerse la juventud estudiosa para crear un nuevo estado de inteligencia. Corresponden a los artistas y escritores de hoy, que no han recogido del pasado intelectual de Bolivia sino una herencia caótica...Se propone avivar entre sus adherentes las disciplinas que conduzcan a la formación del sentido estético, sin trabas que esclavicen a las tiranías del pasado y a las simulaciones del presente. El 'Ateneo de la Juventud' estudiará las nuevas tendencias artísticas que agitan el espíritu del mundo...Ingresamos en un campo de batalla donde tendremos que vencer venciéndonos a nosotros mismos". 

Entre los principales exponentes del grupo firmaron los siguientes personajes: 

Gustavo Adolfo Otero, José Tamayo, Humberto Palza, Zacarías Monje Ortiz, Saturnino Rodrigo, Enrique Baldivieso, Javier Paz Campero, Antonio Díaz Villamil, Alfredo Flores, Angel Salas, Humberto Viscarra Monje, Francisco Villarejos, Lucio Diez de Medina, Arturo Borda, Juan Capriles, Luis Felipe Lira Girón. Todos ellos con un porvenir exitoso, cada uno desarrollando más su área, ya sea poesía, teatro o pintura. 

Con todos los miembros se eligió a la primera directiva, compuesta por los siguientes jóvenes:

*Presidente: José Tamayo

*Secretario de Fomento y Cultura: Teddy Hartmann

*Secretario de Relaciones Exteriores: César Adriazola

*Secretario de Haciendo: Humberto Palza

*Secretario del Régimen Interno: Enrique Baldivieso


Arturo Borda, en su obra El Loco, comenta las anécdotas de cada viernes en las reuniones de El Ateneo de la Juventud

Con los jóvenes reunidos y buscados por Villarejos, en el transcurso de los siguientes meses todas aquellas fuerzas unidas llenas de hacer una modificación del arte en Bolivia que estaban dispersas, se reunían frecuentemente en casas de los miembros; donde la poesía, filosofía y nuevas formas de creación se mezclaban para dar algo novedoso. 

Ismael Sotomayor, destacado historiador y tradicionalista, menciona la labor genuina de los ateneístas: "Logró imponerse sobre todos los centros culturales del país, lo cual no fue sino una consecuencia del acierto con que supo proceder, de su tenacidad por levantar los niveles culturales en general y hacer conocer a los nuevos valores. Por la tribuna del Ateneo pasaron, alternándose con los más descollantes miembros de la propia institución, los mejores pensadores de Bolivia y varios de otros países como Alfredo L. Palacios, Diego Carbonell, José León Suárez, Teresa Porcallas de Rúa, etc". Añadiendo las reuniones de cada viernes, cuando se traía algún destacado en cualquier rama del arte, logrando absorber la magia de este y ponerlo a disposición de los miembros del Ateneo de la Juventud.


LA GENERACIÓN DEL 21 Y EL ATENEO FEMENINO


Ante el nuevo surgimiento del nuevo grupo, las manifestaciones políticas no se olvidaron de querer arrancar a miembros del cenáculo recién creado. Vistos por Bautista Saavedra, entonces presidente de Bolivia, con indiferencia y no poner todas sus manos en el contorno de ideas ya moldeadas, dejó seguir con normalidad a los ateneístas. 

Este grupo estuvo liderado por Gustavo Adolfo Otero, que firmaba sus escritos con pseudónimo de "Nolobeaz", y a su lado José Tamayo, hermano menor del poeta Franz Tamayo, quién tomaría las riendas socialistas años después. Estos dos jóvenes serían base para impulsar a sus amigos, dejando a Francisco Villarejos a un lado, quién los había unido meses antes. 

En 1922, con la particularidad que la ciudad de La Paz se constituía en la vanguardia artística y teatral, deciden estrenar ocho obras teatrales en el Primer Festival de Teatro, organizado y autofinanciado por sus miembros, con lo que varios críticos sitúan a éste grupo en la "Generación del 21", que engloba a toda la generación de jóvenes con un amor al arte en todas sus expresiones en el país. 

Con títulos de índole histórico como "La voz de la quena", de Antonio Díaz Villamil; la comedia en tres actos "La mejor escuela", de Angel Salas; temáticas incaicas como "El Dios de la Conquista", de Enrique Baldivieso; Humberto Palza da a relucir su producción con "La Felicidad". Si bien este hecho fue de producción, más se lo señala como una etapa histórica, y que aún no enmarca la situación del país en cuanto a la representación de obras. 

En un futuro Díaz Villamil, Salas y Palza darían vida en el teatro con temáticas de interés nacional como ser la migración, el racismo, el caudillismo o la cuestión de enclaustramiento de nuestro país. 

Con el paso de los meses deciden formar una nueva visión estética del arte. Ahora desde el punto femenino que hasta ese momento no lograba entrar en el fomento de las artes y ser aceptada por su capacidad intelectual. 

El 30 de abril de 1923, se decide fundar el Ateneo Femenino, siendo la primera institución femenina del país. Creado con una campaña del derecho al voto en la mujer y cobrar una representación que aún no le eran favorables a las mujeres a principios del siglo. El liderazgo fue otorgado a María Luisa Sánchez Bustamante, quién logró la independencia del Ateneo Femenino y fomentar la cultura intelectual de la mujer y lograr salir de los prejuicios del medio. Así con todo el máximo esfuerzo de los ateneístas, lograron varios logros en diferentes campos en una década que parecía estar sesgada de información.


CAMBIOS Y CAMINOS DIFERENTES


Con el paso de los años, la producción intelectual se hacía más extensa. Otero, Salas, Díaz Villamil y Palza eran las figuras que enarbolaron la bandera de una nueva síntesis boliviana publicando varias obras. Pero no todo lo que dura es para siempre, y fue que el Ateneo de la Juventud resulta ser víctima de aquellos miembros que proclamaban "unir fuerzas para un sólo arte en Bolivia". Por lo mismo el egoísmo e individualismo de varios de ellos, se hizo sentir y de a poco que la política acechaba sus convicciones. El primer intento de separación fue para la publicación y edición del tomo Bolivia en el primer centenario de su Independencia (1825-1925). Dicha obra se editaba en Nueva York.

La impresión de esta obra estuvo dirigida por Ricardo Alarcón, quien luego fue el editor del libro. Mencionemos que el libro recopila toda la producción intelectual y otras áreas diversas, en los primeros cien años de vida republicana.  

El presidente Saavedra, invitó a ciertos ateneístas para prestar servicios en sectores que estarían plasmadas en el libro. Otero fue invitado a realizar la Monografía de La Paz, Salas en el sector La Literatura Dramática en Bolivia. Además de algunos intelectuales que los habían llamado para dicho emprendimiento como: Daniel Sánchez Bustamante, Rosendo Villalobos, Juan Francisco Bedregal, Belisario Díaz Romero entre otros.


De esta manera El Ateneo de la Juventud, por la falta de unión y desgaste de sus miembros, sus actividades fueron suspendidas durante un tiempo indefinido. Pero fue la fuerza perseverante de Humberto Palza, que, gracias a las acciones coordinadas con el nuevo gobierno de Hernando Siles, lograron reactivar el Ateneo de la Juventud. Dotándolos de un local para sus actividades y la biblioteca de José Rosendo Gutiérrez, que años antes había sido recuperada por el Ministerio de Instrucción Pública. 

Con los materiales dotados, el 21 de marzo de 1928, se crea la Comisión Reorganizadora, con la conducción de Palza y que, dejando de lado su individualismo, adhiere nuevos miembros, conformando la nueva directiva:

*Presidente: Roberto Bilbao la Vieja

*Secretario de Relaciones: Martín Cárdenas

*Secretario de Cultura: Saturnino Rodrigo

*Secretario de Régimen Interno: Antonio Díaz Villamil

Con la nueva directiva, se incluyeron a jóvenes como Roberto Prudencio y Julio Calderón. 

Pero, fue su ambición trágica por intereses como la política, aliada del gobierno de turno, que formaría las filas del Partido de la Unión Nacional, donde Siles logró captar a muchos jóvenes, entre ellos, a los ateneístas. Rodrigo recordaría de esta manera: "Casi sin querer, aparecimos formando parte de la redacción de un diario que defendía las ideas y política nacionalista del gobierno. Y, cuando en 1930 se convocó a elecciones para diputados y senadores, casi todos, con muy pocas excepciones, resultamos incluidos en las candidaturas del Partido Nacionalista".

Humberto Palza, uno de los propulsores de El Ateneo de la Juventud.



FIN DEL ATENEO DE LA JUVENTUD


Con todos los nuevos adeptos al Partido de la Unión Nacional, se fragmenta el Ateneo de la Juventud. Convertido ahora en un núcleo ideológico y político. Posteriormente, con el derrocamiento de Hernando Siles, que proponía su prórroga en el poder, desaparece también las comodidades que se le dio al Ateneo de la Juventud. "Después fue la caída del gobierno del presidente Hernando Siles y nuestra caída; cuando regresamos a La Paz, no tranquilizados los ánimos ni atemperados los odios, el 'Ateneo de la Juventud' no pudo rehacer su vida, pues hasta su hogar le había sido arrebatado", menciona Rodrigo.

Años después, pasada la guerra del Chaco, se vuelve a organizar una nueva directiva a manos de Raúl Mendoza. Pero fue efímero su nueva orientación. Ya no había nuevos talentos que llamar, todo estaba tergiversado con los nuevos pensamientos postguerra y diversos artistas y escritores tomaron rumbos diferentes.


Fueron sus miembros, que con constancia y sacrificio organizaban concursos, festivales y proponían una renovación por el arte boliviano. 

No podemos dejar en el olvido, a este grupo de escritores que con el paso de los años, dieron grandes logros en la literatura boliviana, más allá de la ideología, con la convicción de sacar a luz, nuevas formas creativas.




Bibliografía

1) Lora, G. (1987). Historia de los Partidos Políticos de Bolivia (1a.ed.). La Paz, Bolivia: Ediciones "La Colmena".

2) La Paz en su IV Centenario 1548-1948. (1948). La Paz, Bolivia: Edición del Comité Pro IV Centenario de la Fundación de La Paz.

3) Muñoz, O. (1981). Teatro Boliviano Contemporáneo (1a.ed.). La Paz, Bolivia: Empresa Editora "Universo".

4) Paz Soldán, A., Wiethüchter, B., Ortiz, R. y Rocha, O. (2002). Hacia una historia crítica de la literatura en Bolivia (1a.ed.). La Paz, Bolivia: Fundación PIEB.



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