domingo, 28 de junio de 2020

LOS PRIMEROS AÑOS DE LA CRUZ ROJA BOLIVIANA

LOS PRIMEROS AÑOS DE LA CRUZ ROJA BOLIVIANA



Foto: Grupo de Enfermeras de la Cruz Roja Boliviana, 1920.



Por Oscar Cordova Sanchez


En las primeras décadas del siglo XX, Bolivia era una nación todavía ingenua por el futuro de su desarrollo de atención social y médica. Más aún, con los conflictos bélicos que tuvo como la Guerra del Pacífico (1879-1884), Guerra del Acre(1899-1903) y Revolución Federal (1898-1899). La nueva generación de escritores se preocuparon por definir el concepto del ser nacional; los políticos junto con los militares gestionaban diferentes “asaltos al poder” para lograr un cupo dentro del gobierno, enarbolando un partido (liberal y conservador) como pretexto de preservar la libre elección por parte de sus ciudadanos para conservar la “democracia”; los empresarios y hacendados miraban al minero y al indígena como una forma de uso, para generar productos que llenaban sus bolsillos y dejaban a estos en el desamparo y pobreza y fue el término de “pobreza” un sinónimo continuo en nuestro país. 

Muchos niños, ancianos y mujeres eran abandonados en las calles tratando de sobrevivir rogando al “pudiente” un poco de comida o ropa que le abrigue del frío nocturno. Fue en esa época que la Asistencia Sanitaria pasaba por un serio problema y más aún, con la condición de resguardar en sus hospitales sólo a familiares de la clase elitista de esa época. Mientras que los mendigos, niños y ancianos estaban siendo abandonados en las calles, se les recompensaba con pequeños "donativos" por parte del Estado y las familias acaudaladas; pensando que la única forma de poder ayudar en las tragedias que la vida les había impuesto era "regalando" sus ropas viejas y alimentos en mal estado. 

Por lo mismo en 1917, se forma un nuevo modelo de atención médica, traídos desde Europa, basado en el cuidado y preservación de la salud en el ciudadano sin distinción alguna. Ese año se crea una de las instituciones que más atención humanitaria y que hasta hoy en día cumple un papel fundamental en el desarrollo del país: la Cruz Roja Boliviana.


Antecedentes


En 1864, en la ciudad de Ginebra se realiza la fundación del Comité Internacional de la Cruz Roja, por iniciativa del suizo Henry Dunant, donde se estableció la creación de servicios sanitarios en los ejércitos de cada nación y declarar la neutralidad de éstos en cualquier conflicto bélico para preservar la vida de los heridos, socorristas voluntarios y personal médico; estos postulados serían parte de los Convenios de Ginebra, creados en el mismo año, cuyo propósito es defender a las víctimas de los conflictos bélicos y que es "para el mejoramiento de la suerte que corren los militares heridos en los ejércitos en campaña". Con el pasar de los años el Convenio de Ginebra se iría modificando hasta 1950, siendo cuatro Convenios que se realizaron para preservar el derecho internacional humanitario.

Con estas medidas se extendieron a las demás naciones y no fue hasta la explosión de la Guerra del Pacífico en 1979, donde el Gral. Hilarión Daza, entonces presidente de Bolivia, inmediatamente mandó a los políticos Pedro José de Guerra y a Dámaso Gutiérrez para que realicen las gestiones correspondientes para la adherencia a la Convención de Ginebra; el documento fue enviado al representante de Bélgica el 3 de julio de 1879, donde se ratifica a Bolivia como parte adherente a dicha Convención. Cuando asume el mando de la nación el Gral. Narciso Campero, declaró la Ley que aprobó - recién - la ADHESIÓN de Bolivia a los Convenios de Ginebra. Pero hubo socorristas bolivianos voluntarios en el conflicto bélico con Chile que destacaron por su valor y heroísmo, tales como: Zenón Dalence, Ignacia Zeballos, Vicenta Paredes Mier y Andrea Bilbao Rioja; siendo ellos los pioneros en Bolivia para servir con atención humanitaria y de ayuda al más necesitado.


Pasada la contienda bélica de 1879, el dominio por el poder económico y político entre el sur y norte del país se agudizó hasta el punto de empezar la denominada "Revolución Federal" en diciembre de 1898. El bando federal estaba liderado por el Gral. José Manuel Pando y en el otro bando estaba el conservador y entonces presidente Severo Fernández Alonso. En este caso, al mando del médico y cirujano liberal Andrés Muñoz, se formó el cuerpo de ambulancias y la Sanidad Militar del Ejército federal; mientras que Maria V. de Zuazo, destacada mujer voluntaria, organizaba la Sociedad de Señoras de la Cruz Roja. Ambos grupos tendrían actuación en las batallas del primer y segundo Crucero. Si bien se organizó diferentes grupos voluntarios (exclusivamente del bando federal) para emplear el servicio de atención y curación de heridos, todavía faltaba el aprendizaje por parte de especialistas en primeros auxilios y la incorporación de éstos a la sanidad militar.


Después del triunfo federal, en abril de 1899, surgió otro problema más al norte del país, en la región del Acre, a partir de una insurrección por parte de los pobladores de esa región queriendo independizarse. El viaje fue largo, cansador y agotador para el Ejército Boliviano donde su máximo rival fue el clima y las enfermedades que producía el ambiente inhóspito que recién conocían. Fue así que la Sanidad Militar del Ejército cumplió funciones excepcionales como la atención primaria, tratamiento de heridas y dar medidas de profilaxis para reducir las infecciones y posteriormente enfermedades tropicales. Algunos médicos destacados que formaron parte del servicio de Sanidad fueron: Jaime Mendoza, Belisario Díaz Romero, Zenon Dalence, Claudio Sanjines, Elías Sagarnaga entre otros. 

En este caso, la Sociedad de Señoras de la Cruz Roja no entró en el conflicto ya que todavía no tenía los insumos necesarios ni la capacidad práctica como bien se mencionó más arriba.


GOBIERNOS LIBERALISTAS Y SURGIMIENTO DEL LICEO DE SEÑORITAS




Foto: Desfile cívico de la Cruz Roja Boliviana, 1918


El siglo XX en Bolivia, comienza al mando del partido liberal y del que fuera su jefe y posteriormente presidente de Bolivia el Gral. José Manuel Pando, había logrado derrotar al antiguo régimen conservador y propuso una nueva orientación al desarrollo social que proclamaba. A pesar de los inconvenientes por los trágicos hechos que ocurrieron dentro de las manipulaciones políticas y fraudes electorales para mantener vigente al liberalismo en el poder, se destacó en el ámbito pedagógico potenciando una nueva orientación a la formación de estudiantes colegiales.

Posterior a Pando, le sucedió el Gral. Ismael Montes poniendo políticas que desviaban la intención verdadera del partido liberal y dejó una mancha imborrable como el Tratado de Paz y Amistad con Chile en 1904, siendo uno de los presidentes que es cuestionado sobre sus decisiones, más individualistas que patrióticas. 

El año 1906, a cargo del político Daniel Sánchez Bustamante, se realizó una misión pedagógica para traer a expertos en el manejo de la educación infantil; era la famosa misión Rouma. Resultado de esta misión pedagógica el 12 de marzo de 1912, se crea en la ciudad de La Paz el Liceo de Señoritas, que sería uno de los primeros establecimientos en educación hacia las mujeres en Bolivia. Posteriormente cambiaría el nombre a Liceo de Señoritas Venezuela que actualmente sigue funcionando.


FUNDACIÓN DE LA CRUZ ROJA



Foto: El Dr. Juan Manuel Balcazar, fundador de la Cruz Roja Boliviana.


Con la finalización de la primera Guerra Mundial, el país veía con gran temor las catástrofes que pudieran venir más adelante. Es así que un grupo de estudiantes y profesores del Liceo Señoritas decide fundar el primer servicio de Primeros Auxilios de la Cruz Roja Boliviana. 

La fundación se dió el 15 de mayo de 1917, a cargo del profesor de Historia Natural y médico, Juan Manuel Balcázar, con el objetivo de aplicar los postulados Medicina Social y Medicina Preventiva. Era menester crear la institución anhelada tanto tiempo y que reemplazará a las improvisadas ambulancias y servicios de emergencia. El acta de fundación de la Cruz Roja Boliviana dice:

"En la ciudad de La Paz, en el Liceo de Señoritas, a horas 4 de la tarde del día 15 de mayo de 1917, se reunieron a iniciativa e insinuación del Dr. Juan Manuel Balcazar, profesor de Historia Natural del establecimiento, la señora directora Andree Dobois Niboyet, señoritas profesoras Rosa Infante, de Historia y Geografía; Mercedes Frías, de Dibujo; Sara Pascoe, de Gimnasia; Rita Frías, secretaria; y las alumnas de los cursos 4°, 5° y 6°, con el objeto de de fundar una sociedad que con la denominación de Cruz Roja Boliviana tenga por objeto colaborar al servicio sanitario público y muy particularmente al Ejército Nacional".

Con mucha atención de los acontecimientos de la época, la ciudadanía se enteró dos meses después de su fundación, 19 de julio de 1917, en el periódico El Hombre Libre en la sección Página Científica Universitaria. Además que se adhirió a la Convención de Ginebra de 1897 y a la Convención de la Haya de 1907 y 1909, esta última institución es la encargada de salvaguardar el patrimonio cultural en un conflicto bélico entre dos o más naciones.

El 21 de febrero de 1918, fecha en la que fue aprobado su funcionamiento, se iniciaba el trabajo de la naciente Cruz Roja Boliviana con la creación de la Escuela de Enfermeras de la Cruz Roja y otorgando el título de Dama de la Cruz Roja a cada egresada. Una de sus primeras alumnas y egresadas de la Escuela de Enfermeras de la Cruz Roja fue la destacada Maria Josefa Saavedra, quién fue además, la primera abogada del país.

Sufriendo olvido por parte del gobierno, recién el día 30 de octubre de 1918, tuvo su aprobación y reconocimiento de sus estatutos por parte del Estado. A decir del Dr. Balcazar los objetivos de la Cruz Roja Boliviana "tienden a salvar o a mejorar la salud de los desgraciados, a remediar la indigencia, la pobreza dependiente de múltiples causas, las deficiencias de los servicios públicos de higiene, etc., están comprendidos en su estatuto".

Además, tuvo su primera subvención fiscal a partir de 1920. Era de un monto de Bs. 3000 mensuales. Con la intromisión de parte del nuevo gobierno republicano se hizo varias reformas dentro del establecimiento.

En enero de 1923, la Cruz Roja Boliviana es reconocida oficialmente por el Comité Internacional de Ginebra y miembro como la 50° Sociedad Nacional del Mundo.

Adquiriendo también la aprobación a conformar parte de la Liga de Sociedades de la Cruz Roja, sujeta a los Convenios de Ginebra y siendo la nación 53 en ser parte de esta Liga.


La Cruz Roja Boliviana y la influencia política


Otro de los hechos que se cuestionaron, fue la intromisión por parte del gobierno, esto para lograr funciones dentro del establecimiento y lograr adeptos a su régimen; en este caso fue el partido Republicano y su máximo líder, Dr. Bautista Saavedra, que manejaron a la institución durante su gobierno. Tanto fue así, que en 1921, Mercedes Frías, entonces presidenta del directorio de la Cruz Roja Boliviana, deja el cargo junto con la mayoría del directorio por cuestiones que no aceptaba por parte del gobierno. Ante estos sucesos, el gobierno viendo la suspensión de actividades, deja la presidencia interina a Julia Bustillos de Saavedra, entonces esposa del presidente Bautista Saavedra, para reorganizar los estatutos que fueron aprobados efusivamente por el gobierno de turno. 

En el gobierno de Hernán Siles Reyes, se cancelan los recursos y materiales para su desempeño institucional dándole la espalda y creando el Comité de la Cruz Roja Boliviana, que estaba anexada a la Sanidad Militar; siendo despojada de su independencia y servicio a la población dejando en manos del Ministerio de Guerra y del Estado Mayor su manejo. Sólo fue restaurada a partir de los acontecimientos de Fortín Vanguardia en diciembre de 1928 y posteriormente se le volvió a dar independencia con la inminente llegada de la Guerra del Chaco.


Epílogo


En todo caso, la creación de la Cruz Roja Boliviana tuvo una influencia vital para nuestro país, por el valor que influyó en sus componentes y la capacitación que dejaron varios profesores y alumnas, mejorando cada día sus capacidades operativas en tiempos de paz y de guerra. Pasando por distintas etapas fue cooperando al servicio sanitario público del país y distinguiéndose entre las instituciones que más atención dio a los más necesitados a partir de proyectos que fomentan el desarrollo humano y colectivo. 


Bibliografía

1) Balcazar, J. (1956). Historia de la Medicina en Bolivia (1a. ed.). La Paz, Bolivia: Editorial Juevntud.

2) Balcazar, J (1919). La Cruz Roja Boliviana (1a. ed.). La Paz, Bolivia: Gonzáles y Medina Editores.

3) Estenssoro, R. y Cantuta, A. (2007). Historia de la Cruz Roja Boliviana. La Paz, Bolivia: Editorial Quatro Hnos.

miércoles, 17 de junio de 2020

LA VIDA Y OBRA DISPERSA DE IGNACIO PRUDENCIO BUSTILLO

LA VIDA Y OBRA DISPERSA DE IGNACIO PRUDENCIO BUSTILLO




Escrito por Oscar Cordova Sanchez

"He soñado escribir varias obras. Varias... ¿Qué digo? Las he escrito, pero in petto, para mí sólo. Placer pasivo, me dirá usted... Qué quiere, amigo! ... A los enfermos ya no nos queda sino el tiempo de soñar nuestras obras; es el modo que tiene el alma de escribirlas". 

Ésta fue parte de una de sus cartas que Ignacio Prudencio, enviaba a Carlos Medinaceli explicándole el avance de su enfermedad y su depresión por su futura desaparición de éste mundo. Era como una estrella fugaz, dejando un brillo en el vasto espacio que pocos lograron vislumbrar. Ignacio Prudencio Bustillo demostró ser ese brillo en nuestro país…


De una familia unida, adinerada y respetable, Ignacio nació en el momento del dominio conservador, un 15 de febrero de 1895 en la ciudad de Sucre. Con una  facilidad para acceder a una educación de primera calidad, estudió la primaria en su ciudad natal y posteriormente continuó la secundaria (los primeros años) en el Instituto Nacional de Sucre y volvió a Sucre a estudiar en el Colegio "Junín" logrando salir bachiller en 1911. 

Continuando con sus estudios, ingresó a la Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca donde ingresó a la carrera de Leyes y doctorado en Derecho. Un regalo por parte de su familia lo envía a Bruselas, continuando con los cursos de Derecho en la Facultad de Ciencias Sociales de ese país. La capacitación académica venía por empeño del partido Liberal, que en ese tiempo fomentaba a talentos jóvenes de las familias aristocráticas para mandarlos a Europa con el objetivo de conocer, investigar y perfeccionar sus estudios; siendo estos talentos, a futuro, destacados personajes. Y no era de suponer que a Ignacio le sucedió lo mismo. 

Estando en la capital belga conoció a otros tres jóvenes bolivianos que estaban reforzando sus estudios y mejorando su capacidad académica; estos eran los futuros escritores: José Eduardo Guerra, Antonio José de Sainz y Juan Capriles. 

En 1914, Ignacio que estaba viviendo un efervescente desarrollo intelectual, pudo observar el poder por el dominio occidental en la denominada Gran Guerra y el consulado boliviano, sin pensarlo dos veces, repatrió a varios jóvenes de toda Europa, entre ellos el joven sucrense.

De vuelta a la ciudad de Sucre, trabajó como profesor de Castellano en la Escuela Normal de Maestros. De ahí, fue que comenzó la minuciosa tarea de escribir algunos artículos bien elaborados y detallados sobre literatura boliviana y universal; tempranamente empezó a colaborar en el periódico liberal del poeta sucrense Claudio Peñaranda y en la revista que el colegio Junín publicaba, dirigido por Adhemar Gehain denominado "Adelante". Así también fundó en Sucre, con Emilio Finot y José Espada Aguirre, la revista "Páginas Escogidas" y que dió lugar a la publicación de siete números; además, colaboraba en la revista "Claridad", de la Sociedad Filarmónica. Los artículos de Prudencio tienen una fuerte crítica al positivismo comtiano con títulos como "La Evolución Creadora" o su famoso artículo "El esnobismo intelectual en Bolivia"; rescatando algunos párrafos de éste último escrito, refiere datos interesantes sobre la mentalidad del escritor boliviano: "En general, nuestros escritores de más nota son seres perfectamente adaptados al ambiente. Su pobreza de imaginación creadora, digo creadora para distinguirla de la imaginación puramente reproductiva que predomina en ellos y que es peculiar a todos los espíritus y sus aspiraciones vulgares, todo nos hace comprender que sus creaciones mórbidas no son propias. Y es por esto, por esta falta de analogía entre la obra y el que la crea, entre el árbol y sus frutos, que llamó exóticas a estas producciones. Han buscado la inspiración en "las nuevas ideas y en las nuevas concepciones", sin tener en cuenta que sólo las ideas y concepciones que hemos mamado durante nuestra niñez mental podrán fundamentar sólidamente nuestras creaciones intelectuales. Porque el boliviano podrá tener su patria mental en Francia, pero su sangre y sus huesos pertenecen a su tierra nativa, de la que no podrá desarraigarse a pesar de sus esfuerzos. Y como su alma es carne, hueso y sangre, las producciones que sean ─carne de su carne y sangre de su sangre─ serán las únicas que encierran vida verdadera y fuerte".


Tantas fueron sus visitas a las salas de la Biblioteca Nacional, que fue nombrado como su director después de titularse de abogado en 1918.

Al aproximarse con un estudio sobre escritores bolivianos, tuvo la oportunidad de poder consagrar en un libro todos sus manuscritos y que puedan ser distribuidos por cada colegio de nuestro país. Lastimosamente no pudo ver su obra, pues el libro fue editado después de su muerte. 

Nombres como Daniel Calvo, Manuel José Cortés, Ricardo José Bustamante o Néstor Galindo fueron objeto de sus estudios críticos y analísis literarios. 

Sin pensar alguna vez en un tribunal o haber asistido a un juicio, Ignacio gozaba de una gran reputación entre los futuros jóvenes que harían brillar las letras bolivianas. A finales de la segunda década del siglo XX, publicaría su primer libro titulado "La Misión Bustillo. Más Antecedentes de la Guerra del Pacífico"; un libro que es más de género epistolar, donde se muestra la correspondencia entre 1871 y 1872 que su abuelo materno y ministro plenipotenciario en Chile, Rafael Bustillo, mantenía informes con el presidente y general Agustín Morales, para arreglar las cuestiones limítrofes entre ambos países.

En 1921, se le nombra por sus dotes intelectuales e investigaciones, catedrático de la materia Filosofía del Derecho en su universidad. Es en ese momento que Ignacio Prudencio inicia los estudios jurídicos y deja a un lado sus investigaciones literarias.

Con un manera de redactar y detallar las pautas del desarrollo jurídico, publica en 1923, el libro "Ensayo de una filosofía jurídica", sirviendo en los años venideros como libro "base" para los futuros estudiantes en la carrera de Derecho. Ese mismo año, deja la labor catedrática y explica el miedo y sugestión que  la lectura de su libro sea mala, al respecto, dice: "Cierto que en un principio llevaba el propósito de hacer una obra extensa, algo así como un resumen crítico de las ideas jurídicas en boga; pero me desalentó la enormidad del trabajo y la pequeñez de mi espíritu para dar cima a la tentativa y por último postrado por larga enfermedad, creyendo que la vida no me daría tiempo para realizar ni siquiera parcialmente mi objeto".

Ignacio Prudencio, dejando la cátedra y residiendo en Cinti, continuó con su labor de investigación sobre el pasado de Bolivia y sobre el análisis literario de nuestros escritores. El objetivo que ahora se propone es sacar a luz la biografía de Aniceto Arce, aquel empresario minero y que fue presidente de nuestro país. 

Era de extrañarse en Prudencio, que arremetía contra la mentalidad boliviana enclaustrada, y la realización biografica sobre un personaje tan cuestionado por sus decisiones antes, durante y después de la Guerra del Pacífico. Pero no sabemos a ciencia cierta las ambiciones que lo llevaron a realizar dicho trabajo, lo que sí sabemos fue que en enero de 1928 publica su obra titulada "La Vida y la Obra de Aniceto Arce", impresa en Tupiza, y que fue elogiada por el crítico literario Carlos Medinaceli destacando que "es su mejor obra y en su género, la biografía novelada, algo de lo más valioso en las letras nacionales".




Trató de rescatar a los primeros escritores bolivianos y a sus obras; le fue bien pero no conoció el eco de su labor; solamente fue un hombre que invirtió tiempo en sacarnos un poco más de nuestra historia y demostrar sistemáticamente que la crítica se puede hacer de una manera fina y que pueda adentrarse en la interpretación de una obra. 

Con el paso de los años; la enfermedad que invadió su cuerpo, tuberculosis pulmonar, le impidió invertir más en sus manuscritos y la muerte, junto con la indiferencia de su pueblo, se lo llevó a los 33 años...

Rodeado de su familia, Ignacio Prudencio Bustillo fallece el 31 de mayo de 1928. A decir del escritor Alberto Ostria Gutiérrez sobre su muerte menciona: "lentamente, a los 33 años, se va apagando la vida del joven escritor, quien alguna vez abre todavía los ojos y alcanza a sonreír a los que rodean el lecho: su madre, su esposa, su hermano José y el que estas líneas escribe. De pronto, cesa su fatigosa respiración” .

Años más tarde, más de una década, solamente un escritor, Carlos Medinaceli, empieza a recopilar sus artículos, y en 1946 con el apoyo de la Universidad San Francisco Xavier y el Ministerio de Relaciones Exteriores publican el libro titulado "Páginas Dispersas", prologado por Adolfo Costa du Rels, que es una serie de artículos y trabajos literarios variados, detallados y elegidos desde las revistas y periódicos que contribuyó con su pensamiento. 

Al igual que su obra biográfica sobre Arce, que volvió a reeditarse y que fue publicada en 1951 por la Fundación Simón I. Patiño.

Fue recientemente que Ignacio Prudencio fue estudiado y leido por investigadores y se redescubrió al escritor olvidado, apartado y brillante. 

El año 2014 se lanzó la segunda edición de "Páginas Dispersas" dónde se incluyen más artículos inéditos y una introducción de Luis H. Antezana. Pero...¿Dónde ahora se encuentra nuevamente su obra reeditada? En el rincón del olvido... 

Dando vida eterna al escritor al leer y mencionar sus obras, tenemos el sentido de analizar sus aspectos literarios e históricos que nos llevan a encontrar diferentes pensamientos y lugares en el desarrollo del ser nacional. Prudencio apostó por eso y el brillo talentoso de su pluma nos influye a una evocación del autor, en tiempos donde la lectura cada vez se hace más difícil...


Bibliografía


Molina, F (2015, 20 de marzo). El aporte de Ignacio Prudencio Bustillo. Recuperado junio 16, 2020, de https://www.paginasiete.bo/ideas/2015/3/22/aporte-ignacio-prudencio-bustillo-50701.html

Medinaceli, C. (1943). Ignacio Prudencio Bustillo. Kollasuyo, (50), 151-155.

Pradel, J. (2017, 12 de junio). La vida fulgurante de Ignacio Prudencio Bustillo. Recuperado junio 16, 2020, de https://correodelsur.com/punoyletra/20170612_la-vida-fulgurante--de-ignacio-prudencio-bustillo.html

Prudencio Bustillo, I. (1946). Páginas dispersas. (1a. ed.). Sucre, Bolivia: Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca.




domingo, 14 de junio de 2020

Entradas a la amazonia y formación de la leyenda del Paititi - El bautismo de sangre y oro de una leyenda

Entradas a la amazonia y formación de la leyenda del Paititi 

El bautismo de sangre y oro de una leyenda 




Escrito por Alberto Jesús Saavedra Olivares 


Introducción. 


El siguiente estudio es un pequeño resumen de una de las más grandes historias que nacieron en el corazón de América del Sur que comparte Bolivia y Perú con el imperio que una vez ocupó la mayor parte de los Andes. El poderoso imperio de los incas que 

logrando ocupar en menos de cien años desde el sur de Colombia hasta llegar a la parte central de Chile pasando por Ecuador, Perú, Bolivia y Argentina llegó a compararse con la Roma de Europa. 

Las batallas que se produjeron antes de la conquista española hicieron eco a lo largo del tiempo llegando a convertirse en leyendas, una de estas es el tan conocido y deseado Paititi de los españoles que se equiparaba a las riquezas de los incas en el ideal europeo. 


Conquista del Paititi.


…Y considerando la disposición de la tierra, pobló a las espaldas del cerro llamado Paytiti, donde dicen los naturales guaraníes que han entrado después acá a ver a este potente señor, que en este cerro se halla en partes plata corrida y de allí sacan su metal y la acrisolan y funden, y sacan la plata limpia. Y así como acá fue cabeza de este reino el Cuzco, lo es ahora en aquel grandioso reino el Paytiti llamado Mojos… (relación cierta 2018 [1636] p. 42).

Empezando con la cita de Diego Felipe de Alcaya, célebre por escribir la historia más detallada de la roca esculpida de Samaipata y también por mencionar a este reino del que se tenía como objetivo en la colonia, hasta llegar a estudios detallados en la actualidad.


El Paytiti o Paititi es mencionado en crónicas tempranas desde el siglo XVI que a medida del tiempo se lo fue relacionando con riquezas como las del poderoso imperio de los incas, solo que este se encuentra en la espesura de la arboleda de la amazonia. 

La mención más temprana que se tiene registro de la palabra Paytiti es la de los Quipucamayos (contadores del imperio incaico haciendo uso de los quipus) que son mandados por Cristóbal Vaca de Castro (2017 [1542]) para realizar una relación de la descendencia y conquista de los incas.

Empezando con el reinado del primer inca histórico que es el Inca Yupanqui o también llamado Pachacutec (mudamientos de tiempos) es quien expande, conquista y coloniza de forma descomunal la mayor parte del territorio andino y que en algún momento se lo 

llamaría el Tahuantinsuyu, el imperio de los incas.

La crónica mencionada describe las provincias conquistadas por el inca Yupanqui o Pachacutec que las extiende por el sur hasta llegar al Sur de Bolivia “hasta lo último de los Charcas, hasta los Chichas y Diaguitas” (Quipucamayoc 2017 [1542] p. 56). Por el Este llegando a la cordillera de Carabaya en Perú (frontera andino-amazónica). Por el Norte hasta llegar a los quitos (Ecuador) y toda la costa de Tarapacá (costa norte de chile). 

Al parecer las conquistas de este inca no fueron por guerra, también el modo de conquista del imperio era por “dádivas” y “halagos”. Normalmente el inca prefería anexar territorios al imperio de forma pacífica, sólo como último recurso se usaba la guerra como menciona Rostworowsky M. (2018 [1988]). Los quipucamayocs 

mencionan lo siguiente: …y lo que no podía por armas y guerra los trajo a sí con halagos y dádivas, que fueron las provincias de los Chunchos y Mojos y Andes hasta tener sus fortalezas junto al río Patite y gente de guarnición en ellas. Pobló pueblos en Ayavire, Cane y el valle de Apolo, provincia de los Chunchos. (Quipucamayocs 2017[1542] p. 56) Como se observa en la crónica sobre el Paytiti se refiere al nombre de un río, también se puede observar que estas conquistas por dádivas y halagos hicieron la anexión de las provincias del Norte de La Paz donde las poblaciones son denominadas como “chunchos” que es un término genérico que lo hacían los andinos a los pueblos amazónicos. El estudio que se hace en la región de Ayavire es tratado detalladamente por Vera Tyuleneva (2015) donde describe la frontera inca del lado amazónico

(Antisuyu) y registra el camino inca que se encuentra en el sitio. Según la autora este camino fue usado por los incas como ruta de comercio entre las tierras bajas. La otra mención que podemos ver es la de Recio de León (2019 [1623] p. 179) donde su relación es una de las más descriptivas sobre la flora y fauna del Amazonas. En esta se describe como reino al Paytiti con las siguientes palabras. 

…esta una montaña y cordillera nevada que nace junto al río de la Hacha y acaba en los últimos fines del reino de Chile. No se aparta de la costa del sur por donde más se extiende la tierra más que tan solamente setenta leguas muy poco más o menos. 

Según Recio, en este reino había dos pueblos separados por los “paitites” (como describe a la gente del Paytiti) uno que era compuesto de hombres y el otro de mujeres. Más adelante el autor menciona que en el Paytiti se encuentra una laguna de donde sacan perlas y son ricos en plata junto con grandes rebaños de ganado (¿camélidos?). 

También menciona que la gente de estos lugares son adeptos a las costumbres de los incas. Siguiendo con la “búsqueda” del Paititi lo encontramos mencionado por Pedro Sarmiento de Gamboa (1942 [1572]) cuando hace una relación para el mismo Virrey Francisco Toledo para legitimar la conquista del imperio incaico y saber la extensión de las tierras del incario que pasarían a ser de la corona española. El cronista cuenta la misma historia que los Quipucamayoc, adjudicando la conquista del Paititi por Pachacutec, pero desde el reinado de su hijo, Topa Yupanqui. Él explica cuando murió Pachacutec los pueblos del Antisuyu se sublevaron y los residentes del cuzco se retiraron al Antisuyu para no obedecer los mandatos del nuevo inca Topa Yupanqui. Sarmiento menciona que al ver que los habitantes del Antisuyu le daban la espalda, el nuevo inca empezó una campaña contra estos insurgentes, lo cual el cronista describe:… hizo un poderoso ejército, el cual dividió en tres partes. La una tomó él y con ella entró en los Andes (Antisuyu) por Aguatona, y la otra dió a un capitán llamado Otorongo Achachi, el cual entró en los Andes por un pueblo o valle que dicen Amaro y la tercera parte dió al Chalco Yupangui, otro capitán, que entró por un pueblo llamado pilcopata (Sarmiento de Gamboa P. 1572 [1942] p. 129. [el paréntesis es mío]) 

 

La crónica cuenta que la campaña de los incas fue desoladora ya que como se puede imaginar los habitantes de las montañas no estaban acostumbrados a un clima y terreno como el de la Amazonia, el método que cuenta el cronista era que los incas para no perder el camino se subían a los árboles para observar si había humo a lo lejos lo cual era signo de población. 

También cuenta que en un momento el mismo inca Topa Yupanqui se había perdido en la selva y fue el capitán otorongo Achachi quien lo había encontrado y salvado.


Según cuenta Sarmiento, una parte del ejército murió, pero, aún con la diferencia de terreno y la desoladora situación, el ejército inca logró conquistar las provincias de Opataries, Manosuyu y Mañaries o también llamada Yanaximes que quiere decir los de las bocas negras “y por el camino que agora llaman Camata envió otro grande capitán suyo llamado Apo Curimache, el cual fue la vuelta del nacimiento del sol y caminó hasta el río de que agora nuevamente se ha tenido noticia, llamado el Paytite, donde puso los mojones del Inga Topa” (Sarmiento de Gamboa P. 1572 [1942] p. 130)

La batalla que sucede entre los habitantes del amazonas y los incas es descrita por Juan de Betanzos (1561 [1992]) el cual describe lo siguiente: 

"Y yendo un dia caminando, un hermano del inga que se dezía Ynga Achache, metiéndose por el monte solo, en el cual monte topó con tíguere y como así topase con él, echó mano a una hacha de armas que ansí llevaba y fuese para el tíguere y el tíguere vinose para él e Ynga Achache fue tan diestro con su hacha que le dio un golpe por encima de la cabeza y entre oreja y oreja y fue tal el golpe que luego el tíguere cayó muerto, del qual hecho tomó este Ynga Achache tanto ánimo de ver muerto este tíguere, que tomándole a cuestas se fue para do el campo yva marchando, el qual llegó a él con su tíguere a cuestas ya que su hermano Topa Ynga Yupangue llegava a vista de sus enemigos, y como Ynga Achache viese que estaban 

a vista de sus enemigos, puso el tíguere delante de su hermano y de todo su campo e hízole pedazos con su hacha, y por espanto y temor en los enemigos, como ansí uviese hecho pedazos el tíguere enpesó a comer de un pedazo del dela carne ansí crudo como estaba /…/ e ansí arremetio Topa Yupangue con su gente por do delante este Ynga Achache, el cual arremetió tan denonadamente a sus enemigos /…/ prendió un capitán de los andes y le hizo pedazos, de cuya carne luego allí encomenzo a comer /…/ y los demás señores (antis) /…/ huyeron". (Betanzos J. 2018 [1551] p. 270 [el paréntesis es mío]) 

Como podemos ver en la cita la historia de este capitán sobresale en la gesta contada. Un dato adicional, al parecer la obra historia puede estar relacionada con tradiciones orales que describe Nordeskiöld (2002 [1910] p. 10) mencionando “el uturunco, cuya grasa es amarilla, es un animal místico, aparentemente un jaguar, pero antes fue un ser humano”. Este mito de hombres tigres (jaguares) es común en la amazonia y en el chaco, probablemente sea una reminiscencia de la batalla que sucedió entre los incas y los “chunchos”. También se puede percibir en la crónica de Guamán Poma (2015 [1615]) que la historia de este capitán sufre un relato con tintes fantásticos ya que menciona que para combatir a los habitantes del Antisuyu y conquistarlo el dicho capitán se transformó en un “otorongo” (jaguar) juntamente con su hijo. 

También hay que hacer notar que la heráldica inca muestra a un jaguar junto con una serpiente que según Guamán Poma es por causa de la gesta del capitán Otorongo Achache.

Volviendo con Sarmiento, al final del capítulo menciona que la entrada fue interrumpida porque el Collasuyu se había sublevado ya que se había corrido la voz de que el emperador Topa Yupanqui había muerto. Al oír esto el emperador salió de la Amazonia y dejó a su capitán Otorongo Achachi (jaguar viejo) para controlar el Antisuyu.


La leyenda del oro y plata del Paititi. 




Hasta aquí llegamos con los sucesos de la conquista del Paititi, pero en los relatos contados por los cronistas son pocas las menciones de un reino con grandes riquezas en oro y plata, la única mención que se hacen de la riqueza de este reino son la de Recio de León en 1623. Probablemente el origen de la fiebre del oro de este reino perdido en la Amazonía por parte de los españoles se encuentre en otro lugar. El cura Diego Felipe de Alcaya (2018 [1636]) donde describe la historia del llamado fuerte de Samaipata describe lo más parecido a un reino con estas alusiones de riquezas tan grandes como la de los incas. En la historia que presenta el cura tenemos la mención del llamado, actualmente, fuerte de Samaipata. Su historia comienza con la conquista que hace Guayna Capac por parte de su hijo Huancane. La verdad es que fue Topa Yupanqui el que entró en el sitio la probanza de los nietos de este que cita Rowe J. en 1985 especifica las fortalezas que estableció el inca y entre estas localidades menciona una, en Samaipata. El hijo de este inca fue delegado como rey de lo que conquistara. Este, llegando a la zona de la roca, entabló las acostumbradas relaciones políticas que eran tan acostumbradas en los habitantes andinos. El cronista cuenta que el gobernante del lugar, Grigotá, recibió de buena manera al inca y se supo de las minas que había en el lugar llamadas Saipuru. 

Hecha las paces y relaciones políticas con los habitantes, el inca mandó un mensajero al cusco para dar la noticia de lo que conquistó el inca y pidió al inca del Cusco que mande a su hermano Condori para ayudar en la organización de la provincia. Cuando el hermano llegó al lugar empezó los preparativos, Huancane estaría acomodado en la zona de la roca y su hermano estaría a cargo de las minas de Saipuru. La historia cuenta que las riquezas que se sacaban de las minas llegaron a ser tan famosas que la mayor parte de las poblaciones del Amazonas sabían de las riquezas que daba este lugar, el rumor fue tan fuerte que llegó a las poblaciones del chaco, a los llamados chiriguanos, que sabiendo este rumor prepararon una migración que acabaría en una invasión a Samaipata y las minas de Saipuru. Es en esta parte de la historia que el cronista empieza la historia de la entrada a Paititi que las hace Manco Inca conquistando con la misma técnica de Huancané con relaciones pacíficas a las poblaciones del lugar, completada la incursión de Manco Inca, mandó un mensajero al Cusco para dar las noticias de lo sucedido, pero cuando el mensajero llega a la capital se encuentra con la invasión española. Antecedentes de la conquista de Samaipata. Como ya se dijo, el lugar donde estaban asentados los incas en Samaipata ya estaba ocupado por el “gran cacique Grigotá”. Pero, ¿quién era en realidad este Cacique del que 

se habla? La posible respuesta nos la da Combes I. (2010) donde menciona que estas regiones fueron asentamientos de tres etnias que controlaban el comercio del metal andino con el amazonas entre otros productos. Normalmente estos lugares en especial en Samaipata estaba controlado por etnias Tamacocis que interactúan con grupos Yuracarés y Jores. Estos tres grupos siempre se los puede encontrar juntos en la mayoría de las fuentes, como si uno dependiera del otro. Combes (2010) 

El comercio de metal entre estos dos mundos (altiplano y Amazonas), no solo tenía esta ruta, también podemos mencionar otras minas tan famosas como las de Saipuru, estas son las de la confederación Qaraqara-Charka, que tenía en su territorio la mina y también Huaca llamada Porco. Platt T. Bouysse-Cassagne T. y Harris O. (2010 [2006]), es más el mismo Alcaya menciona que cuando Domingo de Irala buscaba un camino hacia las famosas minas que se habían oído a causa del rumor de las poblaciones amazónicas y chaqueñas describe que se encontró con el cacique Grigotá y los chiriguanos que habían asaltado Samaipata y las minas de Saipuru. En este encuentro apareció el inca Condori que lo habían capturado los chiriguanos. Cuando Irala supo quién era ese inca preguntó sobre el paradero de las famosas minas y este respondió que las minas se encontraban con la confederación y ya habían sido descubiertas por otros españoles. Supuestamente los chiriguanos “…a quien tenían bien industriado y amenazado de que, si descubre el secreto cerro al español, harían de su pellejo una tambor.” Alcaya D. (2018 [1636] p. 49). 

Y es así como las minas no fueron encontradas por los españoles de Irala, el cual decepcionado se fue del lugar y mandó a Condori de vuelta cambiando de forma jocosa su nombre a Condorillo y es así como ese lugar se quedó con ese nombre. 

Estas son menciones de muchas que hay del Paititi de los incas. Más tarde con la colonización el mito de este reino sucumbió los oídos de los españoles y con el anhelo de encontrar un reino tan fabuloso como de los incas. Se empezó con incursiones a la espesura de la amazonia y como uno de los resultados se funda la ciudad de Santa Cruz de la Sierra por el conquistador Ñuflo de Chávez el 26 de febrero de 1561 como punto de avanzada a encontrar este maravilloso reino. Combes (2010) y más tarde en 1776 se empezaron a fundar las misiones de Yuracarés en el actual Chapare, para ser más precisos en Villa Tunari, para llegar a Moxos por Cochabamba. van den Berg H. (2009)

Y por última mención tenemos a Tyuleneva V. (2015) donde registra el camino inca de Apolobamba, lugar donde se cree que fue un centro de comercio importante en el incario. Más tarde el camino fue usado por Pedro Anzures de Campo Redondo entre 1538 y 1539 porque se había oído de “noticias ricas” sinónimo del lugar estudiado en este ensayo.


Como dato adicional, los datos del arqueólogo Clark Erickson en el 2013 sobre el sistema vial de los llanos de Moxos demuestra que tenían el nivel necesario para una civilización organizada y en 2003 la arqueología boliviana y el proyecto finlandés  nos aporta pruebas de una fortaleza inca entre los departamentos de Pando y Beni a orillas del río Madre de Dios que está conectada con los llanos de Moxos por el río Beni. 


Conclusión 


En este estudio se vio las entradas incas a la región del Antisuyu donde probablemente se produjo parte de la leyenda del Paititi juntamente con otras leyendas que perduran hasta hoy en día como la de hombres que tienen la capacidad de transformarse en jaguares. También podemos observar que el primer inca de que empezó la conquista es el inca Yupanqui o también llamado Pachacutec que logró anexar al imperio la mayor parte del territorio del Tahuantinsuyu. Más tarde se observa la rebelión de los habitantes del Antisuyu al morir el Pachacutec más tarde con el heredero Topa Yupanqui se inicia la represión de la rebelión de los insurgentes. 

Y es aquí donde la batalla pudo haberse tornado de narraciones épicas con el capitán inca Otorongo Achachi por comerse al jaguar y al capitán enemigo. Probablemente esta historia como la cuenta Betanzos sea la más fiel al acontecimiento, ya que posteriormente al pasar del tiempo se puede ver como la historia se modifica hasta adquirir tintes mágicos y sobrenaturales hasta llegar a la leyenda de hombres jaguares que son contadas hasta nuestros días. 

Como segunda parte se tiene la posible fuente del porque se relaciona al Paititi con tesoros comparables con los del Cusco y la “noticia rica” de los españoles que sitúan a este maravilloso lugar en la amazonia. Esta leyenda pudo mestizarse con la historia de Samaipata y las minas de Saipuru que adquirieron gran fama por pueblos amazónicos y chaqueños que organizaron una migración gigantesca que desembocó en una invasión para ser dueños de las tan preciadas minas. 

Como tercera y última parte se hace mención de las rutas que conectaban el comercio de metales entre los Andes y la Amazonia, donde se mencionan dos rutas importantes para esta acción. Una es la mencionada Samaipata donde los tres grupos étnicos (Tamacocis, 

Jores y Yuracares) son los que regulaban el tráfico del metal andino y la segunda ruta estuvo en la región de Apolobamba donde Tyuleneva V. registra el camino inca y hace el seguimiento de esta ruta desde la época más cercana a la conquista española (1538 y 1539) y de donde se hace la mención de la “tierra rica”. 


Bibliografía


Betanzos J. 2018 [1551]. Suma y narración de los ingas, en Juan de Betanzos y el Tahuantinsuyo, nueva edición de la suma y narración de los incas. Editado por Hernández F. y Cerrón-Palomino R. pontificia universidad del Perú. Pg.107-440.


Combes I. 2010. Diccionario Étnico, Santa Cruz la vieja y su entorno en el siglo XVI. Editorial Itinerarios. Bolivia.


De Alcaya D. 1636 (2018). Relación cierta. En el fuerte de Samaipata en contexto: estudios históricos editado por Combes I. y Meyers A. Museo de Historia de la UAGRM. Universidad Autónoma Gabriel René Moreno. Santa Cruz de la Sierra-Bolivia. Pg. 33-51 


Erickson C. 2000. Los caminos prehispánicos de la amazonia boliviana. En Caminos precolombinos: las vías, los ingenieros y los viajeros. Instituto Colombiano de Antropología e Historia, Bogotá-Colombia, Pg. 15-42. 


Platt T. Bouysse-Cassagne T. y Harris O. (2010 [2006]). Qaraqara-Charka, mallku, inka y rey en la provincia de Charcas (siglos XV-XVII), historia antropológica de una confederación aymara. Editorial plural. Bolivia 


Nordeskiöld E. 2002 (1910) La vida de los indios. APCOB. Bolivia 


Poma de Ayala G. 1980 (1615) nueva coronica y buen gobierno, tomo I. Compilado por Pease F. colección librería Ayacucho. Caracas-Venezuela. 


Poma de Ayala G. 1615 (2015). El primer nueva crónica y buen gobierno. Editado por Corzón C. Centro de investigaciones antropológicas Tiwanaku. La Paz-Bolivia. 


Recio de León J. 2019 (1623) breve relación de Tipuane y Paitite. En Hipogrifo. Editado por Arellano I. universidad de Navarra. España.


Relación de la descendencia: Gobierno y conquista de los incas Por: Collapiña, Supno y otros Quipucamayoc. 1542 (2017) Relación de los Quipucamayoc por Vaca de Castro en crónicas tempranas del siglo VI, tomo II editado por Carlos Velaochaga Dam Et. Al. Ministerio de cultura. Cusco-Perú Pg. 41-83.


Rostworowski M. 1988 (2018). Historia del Tahuantinsuyu. Instituto de Estudios Peruanos. Lima-Perú. 


Rowe J. 1985. Probanza de los incas de nietos de conquistadores. Historicas Vol. IX N°2 Pág. 139-245. Universidad de California-Berkeley. 


Sarmiento de Gamboa P 1572 (1942). Historia de los incas. Editorial emece S. A. Buenos Aires-Argentina 


Siiriänen A. y Korpisaari A. 2003. Noticias del proyecto arqueológico finlandés-boliviano en la amazonia boliviana II. Departamento de arqueología, universidad de Helsinki y Unidad nacional de arqueología de Bolivia. Helsinki-Finlandia 


Tyuleneva V. 2015. Buscando Ayavierezamo, nuevos datos sobre la historia de Apolobamba. Foro boliviano sobre medio ambiente y desarrollo. Bolivia 


Van den Berg H. 2009. Clero cruceño misionero entre Yuracarés y Guarayos. Instituto de misionología. Bolivia.

sábado, 13 de junio de 2020

EL PRIMER PERIÓDICO PACEÑO

EL PRIMER PERIÓDICO PACEÑO



Escrito por Oscar Cordova Sanchez


Durante los inicios del presidente Andrés de Santa Cruz en mayo de 1829, hubo muchas actividades gubernamentales que debían ser elaboradas. Entre ellas estaba la información a la población sobre los asuntos administrativos, económicos y políticos del momento. 

Una medida que implementaron para la difusión y propaganda del gobierno sería, en ese entonces, el periódico.

Gracias a la llegada de la imprenta a nuestro país, que fue el último en obtenerla, se fueron estableciendo paulatinamente medidas para la elaboración de periódicos. A palabras del escritor Santiago Vaca Guzmán, refiriéndose a llegada de la imprenta, señala: 

"La introducción de la imprenta en el Alto Perú tiene su origen en la revolución americana; su uso y desenvolvimiento se opera con la consolidación de la independencia. Todos los escritos que antes de esa época era permitido vieran la luz pública, se enviaban a Córdoba para editarse en la Imprenta Real de Niños Expositos, ó se remitian á Lima, únicos centros editoriales de importancia en los virreynatos del Río de La Plata y el Perú".

La voluntad hizo que el primer periódico en Bolivia fuera “El Cóndor de Bolivia”, órgano oficial de difusión, que su antecedente era “La Gaceta de Chuquisaca”, que había sido cerrada a meses de su creación.

El Cóndor de Bolivia nacía el mes de noviembre, meses después del Acta de la Independencia Nacional. Si bien la publicación de éste periódico duró hasta 1828, debido a los problemas políticos y revueltas que se daban en ese momento; un año después se crearía otro periódico, en este caso paceño, más novedoso y que durará por casi una década. El medio impreso se llamaba “El Iris de La Paz”.

Fundado el 11 de julio 1829, el periódico tendría las bases para una concepción sobre hechos que serían destacados en el gobierno del Mariscal Andrés de Santa Cruz. 

El periodista y dramaturgo Ángel Salas hace énfasis en la necesidad de un medio de difusión para el gobierno de Andrés de Santa Cruz: "Dándose cuenta del poder de la palabra escrita, que lleva la convicción de la grandeza de la obra que realiza hasta el albergue mismo de los ciudadanos, investiga en todos sus viajes si se han entendido sus órdenes. Y cuando le manifiestan que no las conocen, reitera, atribuyendo pena de responsabilidad a prefectos y gobernadores, que no debe dejar de leerse las gacetas porque contribuyen en gran manera a formar la opinión de los pueblos". 

El fomento de la lectura sobre las decisiones gubernamentales serían de gran interés para el pueblo y que el gobierno reiteraba una unidad proveída de información fidedigna, eliminando informaciones falsas y anulando las sublevaciones que se manifestaban en esos momentos.

Los editores mandaron a realizar el Prospecto de Circulación, que citaría las características esenciales del periódico recién creado. Entre estos términos se encuentra lo siguiente:

"A este papel se ha querido dar el nombre de Iris de La Paz, para que desde su título prevenga a los lectores de que el objeto primario de su redacción es tratar por todos los medios de conservar, la armonía social, fomentar el respeto a las leyes, sostener con sanos principios la necesidad de un sólo régimen para la Nación, cuanto conduza a cimentar entre nosotros, la paz exterior y la tranquilidad del Estado". Siendo responsables de éste Prospecto de Circulación las siguientes personas: Mariano Calvimontes, Mariano José Asín, Benito Lazo, Agustín Tapia, Santiago Inos Córdova.

La colaboración en el nuevo periódico estaría a cargo de hombres afianzados en la unidad nacional, para el desarrollo colectivo de la sociedad y amparándose en la causa que con los años Santa Cruz iría modelando la futura Confederación Perú-Boliviana. Entre estos hombres están: Antonio José de Irrisari, José Joaquín de Mora, José Manuel de Loza, entre otros.



Fue en la imprenta Educandas de Manuel V. del Castillo,  que el periódico “El Iris de La Paz” se editaba. En el epígrafe se observan dibujos que estaban constituidos por un arcoiris y debajo un Cóndor con una flor sosteniéndola, de vista de fondo el Illimani resplandeciente y la pequeña ciudad que lo acompañaba; debajo de ese dibujo se podía leer la frase "Bolivia en la discordia fue sumida; llamó á la Paz, y recobró vida". 

Se distribuia cada sábado ininterrumpidamente y a partir de 1831 los días domingos. Era, pues, el único acceso de información que la población paceña y nacional se actualizaba con datos sostenidos en ese periódico y que podían comprarlo a sólo medio real de plata. 

Siendo un defensor del gobierno de Santa Cruz, el “Iris de La Paz” solía entablar polémicas con otros periódicos de los países vecinos como Perú, Argentina o Chile. Fue el periódico peruano “La Brújula” con las que tuvo las más agrias polémicas y declaraciones sobre personajes tanto del gobierno peruano como boliviano. 


El periódico estaba dividido en tres secciones: exterior, que era publicaciones sobre la países vecinos y su forma de gobierno; interior, sobre las cuestiones políticas, económicas y sociales de nuestro medio; y teatro, que daba algunos apuntes críticos sobre el teatro occidental y sus máximos exponentes, es el caso de Shakespeare, que muchas veces se representaban sus obras en pequeños salones aristocráticos de la ciudad. 

En algunos números del periódico se añadía los Suplementos que contenían algunas publicaciones sobre la política y administración de Santa Cruz.

Entre algunos escritos patrióticos, que eran retribuciones hacia personajes donando algún material o creando una nueva ley, se encuentra el siguiente; fechado el domingo 11 de marzo de 1832, al ciudadano y cancelario de la Universidad Mayor de San Andrés Dr. José Manuel Indaburu: 

"Conviene presentar al público para que le rindan la gratitud y el aprecio que se merecen. La estimación de sus compatriotas es la más lisonjera recompensa de un verdadero patriota por sus hechos justos o benéficos. Si los injustos, si algunos miserables roidos de la envidia pretender oscurecer el mérito, y usurpar el reconocimiento, ellos mismos para su mayor confusión aprueban interiormente lo que reprueban con sus labios, mientras viene la imparcial posteridad a asentar la virtud sobre la ruina de las pasiones. 

Antes de anunciar el objeto de éste artículo, nos hemos obligado a hacer las precedentes reflexiones, que nos parecen exactas, para que no se crea que hablamos por afecciones particulares, sino del verdadero merecimiento. El Doctor José Manuel Indaburu ocupado constantemente en servir a su patria, é ilustrar sucesivamente a la juventud de uno y otro sexo por más de catorce años, ha proporcionado unas máquinas e instrumentos de artes para el bien de la juventud de éste departamento; los ha costeado desde la Europa, los hemos visto ya: y hemos sabido ser su voluntad donarlos a la universidad mayor de esta ciudad, con la precisa condición que sea su inamovible propiedad. La opinión le sanciona su distinguido patriotismo".

Fue así sus distinciones que el “Iris de La Paz” expresaba la gratitud de sus entes servidores públicos; una modestia aparte se hacía valer de las grandiosas acciones del Mariscal de Zepita y es, en este caso, frecuentemente investigado éste periódico por historiadores. 

La gloria no duró mucho y tendría su fin en 1839. Santa Cruz derrotado en la Batalla de Yungay en enero y acabando su mandato con su renuncia a la presidencia en el mes de febrero, sin apoyo total, logró escapar rumbo a Ecuador. Las nuevas medidas políticas dieron un retroceso continuo y fue así que el “Iris de La Paz”, sin el apoyo gubernamental ni económico...desapareció. 

Carlos Montenegro destaca que en el gobierno de Santa Cruz, el periodismo "cambió radicalmente su sentido, como todas las actividades de tipo intelectual en lo que atañe a nuestro pueblo".

El “Iris de La Paz” fue uno de los periódicos que más atención tuvo; ya sea por las acciones gubernamentales positivas que engrandecieron el orgullo boliviano como también por los responsables del mismo periódico, que constantemente hacían la distribución hacía diferentes partes del país. Pero la traición, engaño y mentira oscurecieron a la Nación negando el dote estadista de Andrés de Santa Cruz, un hombre que tanto aportó y que tan poco conocemos.

Se tuvo que esperar seis años para que otro periódico paceño aparezca; este medio impreso se llamó “La Época”, que en tiempos donde el fin de ballivianismo se hacía inminente y el surgimiento del belcismo tomaría el poder. 


Bibliografía 


De la Quintana, R. (1988). Esbozo sobre periódicos y periodistas paceños (1a.ed.). La Paz, Bolivia: Empresa Editora "Urquizo".

Montenegro, C.(2016). Nacionalismo y coloniaje: su expresión histórica en la prensa de Bolivia (4a.ed.). La Paz, Bolivia: Biblioteca del Bicentenario de Bolivia.


Hemerografía

Patriotismo.(11 de marzo de 1832). El Iris de La Paz, p. 4.


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