Los Urquizo y su aporte a la lectura en Bolivia
Oscar Córdova Sánchez
Estudiante Universitario y Gestor Cultural
La lectura en nuestro país siempre tuvo más desaciertos que aciertos, esto
debido al desinterés gubernamental de promover y expandir la lectura a todo el
país. Este problema no es nuevo, sino data desde varias décadas atrás, con el
sistema educacional que excluía a varios sectores sociales.
El núcleo del problema yace en nuestra formación pedagógica, más aún con
los proyectos educativos efímeros, no se logra establecer una dinámica
adecuada al contexto del momento de manera sostenible; por ende, la poca
atención en programas de lectura hacia la comunidad estudiantil se hace
deficiente.
A principios del siglo XX se inicia un boom de emprendimientos editoriales,
fomentados por publicar autores nacionales y dar a conocer al lector las
inquietudes del país a través de libros de historia, poesía, sociología, novela y
cuento. Editoriales como Arnó (ahora llamada Gisbert), González y Medina o
Renacimiento tuvieron como objetivo importar libros académicos y publicar
obras nacionales, siendo universitarios y profesores los principales lectores. Si
bien estos emprendimientos eran, en su mayoría, iniciativas extranjeras, sin
duda se dio un salto para la literatura boliviana.
Con el mayor desarrollo de la producción editorial y el descubrimiento de
nuevos escritores, nace en el año 1948 la librería-editorial Juventud de la mano
de Rafael Urquizo y Elsa Mendoza. Siendo una de las editoriales más
requeridas en nuestro país durante la segunda mitad siglo XX.
La labor que empezó Juventud no fue fácil, la falta de coordinación para
promover títulos de autores bolivianos venía con poca aceptación del público
lector, debido a la poca difusión y la escasa distribución de tirajes que se
vendían. Ambos, Rafael y Elsa, tenían previos conocimientos sobre el trabajo
editorial, y con ese gran esfuerzo lograron sacar los primeros títulos:
Fundamentos de Derecho Político de Alipio Valencia Vega y Criminología de
Huáscar Cajías, este último con varias ediciones, siendo consultado
frecuentemente por estudiantes universitarios. Asimismo, se hacia
importaciones de libros de Argentina, México y España.
La falta de una imprenta propia no impidió la publicación de libros nacionales,
donde uno de sus colaboradores externos, Ernesto Burillo, fomentó en los
primeros años la labor de la editorial paceña. Por ende, poco a poco, la
demanda crecía llegando a obtener su propia imprenta en 1968 cambiando su
nombre a Empresa Editora Urquizo. Este apoyo fue constante por parte de los
hijos de Rafael para sostener la empresa editorial y continuar con el trabajo que
su padre empezó. Así, en el año 1971, su hijo, Gustavo Urquizo, empezó su
trabajo como librero, adentrándose en el mundo literario.
Uno de los aspectos más destacados de la editorial Juventud fue el bajo costo
de los libros. Accesibles, baratos y con varios títulos de autores bolivianos. Fue
una demanda creciente al punto que lograron producir textos escolares, dando
un mayor alcance a toda la población infantil, promovido por profesoras como
Pepa Flores con su libro Flores y Kantutas; al mismo tiempo que se publicaban
libros de cívica, historia y literatura para el ciclo primario y secundario.
El catálogo de la editorial rondaba los 200 títulos e incluía libros académicos
del área de derecho, medicina, antropología, sociología, literatura, ingeniería,
historia entre otros. Además, la reedición de varias obras de autores nacionales
como Franz Tamayo, Gabriel Rene Moreno o Alcides Arguedas, hacía una
inclinación menos superficial sobre nuestros escritores. Sus obras se
reeditaban después de 40 o 50 años. Así también, se hacía la promoción de
varias obras de intelectuales de la segunda mitad del siglo XX, como Augusto
Guzmán, Hernando Sanabria, Augusto Céspedes, Guillermo Francovich entre
otros.
Durante los años 70 y 80, época de máximo esplendor de la publicación de
libros por parte de la editorial Juventud, tuvo, a pesar del contexto sociopolítico
del momento, un auge y fue, junto con la editorial Los Amigos del Libro, los
máximos representantes de la difusión de literatura boliviana.
Esto duraría hasta mediados de los años 90, cuando se introdujeron nuevas
editoriales como Santillana y Don Bosco, donde promovieron textos escolares a
gran escala con una nueva pedagogía impuesta a base de consultores y
grupos de empresarios para su financiamiento, excluyendo a la editorial
Juventud poco a poco de la publicación de textos. Sin embargo, se continuaba
con la publicación de nuevos títulos como los tomos de la Historia del
Movimiento Nacionalista Revolucionario de Luis Antezana Ergueta o la Historia
del Pensamiento Político de Bolivia de Alipio Valencia Vega; pero la piratería se
adueñaría del mercado de libros y eso fue un golpe brusco para la editorial.
Por su labor constante, los reconocimientos fueron escasos. La Cámara de
Comercio entregó una placa conmemorativa por los 50 años de Juventud, pero
por parte del gobierno nada.
Cada vez se hacía inminente la desaparición de la editorial Juventud, pero fue
hasta que uno de los hijos de Rafael Urquizo, Gustavo, tuvo la gran idea de
seguir con el legado de su padre y continuar con la tradición editorial,
fomentando la lectura y difusión de libros a la población boliviana.
Desde el año 2008, ahora con el nombre de editorial GUM, se continúa con la
publicación del fondo editorial de Juventud a un precio accesible y con una lista
de autores nacionales y extranjeros. Al día de hoy se siguen reeditando obras
antiguas como los 5 tomos de Historia de Bolivia de Alcides Arguedas. Dando
frutos continuos a pesar de la digitalización de varios libros en formato PDF. El
legado aún continúa y varias librerías siguen adquiriendo títulos de la editorial
GUM.
GUM sigue con la venta de libros de su antecesor, Juventud. Sus compradores
no solo son profesionales que crecieron con las lecturas de Juventud, sino
varios estudiantes de colegio, donde buscan con entusiasmo y curiosidad los
títulos de GUM, fomentando a varias generaciones para que conozcan nuestra
literatura; asimismo, varios libreros de libro viejo siguen comprando ejemplares
que difícilmente pueden ser encontrados.
Ubicados en la calle Puerto Rico, entre Guerrilleros Lanza y Tejada Sorzano, la
empresa Editora Urquizo sigue con la venta de libros nacionales a bajo costo,
promovido ahora con Gabriela Urquizo, hija de Gustavo, continuando con la
labor que su abuelo diseñó con un valor patriótico hacia la promoción de las
letras nacionales y expandir hacia todo el país la lectura constante.
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