domingo, 12 de junio de 2022

Los jóvenes intelectuales y el Pártido Nacionalista

Los jóvenes intelectuales y el Partido Nacionalista.





Por Oscar Cordova Sanchez


Con el camino libre, sin alguna imposición de otro partido, Hernando Siles formó los cimientos para lograr establecer nuevos cambios ideológicos en el país. Esto fue a partir del sector juvenil, donde se formaron nuevos contenidos nacionalistas y socialistas; con una conciencia de ver la realidad del país, reemplazando al ya viejo sistema gubernamental.

En enero de 1926, con el cargo de presidente de la República, Hernando Siles, empieza a alejarse del Partido Republicano y de su máximo jefe Bautista Saavedra.

Los saavedristas, confiando en su súbdito, no previnieron que meses después de su investidura, abandonaría totalmente del partido que lo acogió. Abdón Saavedra, hermano de Bautista, como vicepresidente electo fue apartado del nuevo gobierno. Siles, ágil y eficaz, para deshacerse de un miembro de su antiguo partido, lo envía por unos largos meses de viaje para agradecer a las naciones que vinieron en el Centenario de la República.

Cambiando su gabinete e impidiendo el ingreso de Bautista Saavedra al país, que estaba fungiendo cargos diplomáticos en Bruselas, Siles buscaba la anexión política del momento, creando un nuevo partido que una a los antiguos partidos con los nuevos ideales de jóvenes universitarios, obreros y artesanos del país.

La Generación del Chaco, aquella muchedumbre que había nacido a principios del siglo XX había visto como dos facciones de un mismo orden, liberal y republicano, se reducían en un inmenso desorden. Los universitarios, con el contenido de sus lecturas marxistas y de autores como Oswald Spengler, José Ingenieros, Miguel de Unamuno o José Ortega y Gasset hacía que esta generación tenga un "stock de ideas".

En mayo de 1926, los rumores apuntan a la conformación de un nuevo partido. Siles era conocido por los universitarios como un hombre de calidad, austeridad y de carácter patriótico; además, compartía nuevas inquietudes de sus antiguos alumnos cuando era docente. Esta confianza afianzó al nuevo partido a delimitar nuevos horizontes y desfilar con paso firme sobre los tradicionales partidos.

Guillermo Lora menciona que estos jóvenes no sólo provenían de grupos focales de la universidad, sino también de agrupaciones culturales como el Ateneo de la Juventud y la Sociedad Filomática de La Paz, influenciados por el modernismo a través de revistas como "Mundial" y la "Revista de América".

El primer acercamiento con los universitarios fue a partir de un reclamo que hizo el presidente de la Federación Universitaria de La Paz, Enrique Baldivieso, quien estaba en desacuerdo con la Gran Cruzada Nacional Pro Indio, organizada por Siles y la Iglesia católica para recaudar fondos para la educación indígena. Baldivieso, no estaba de acuerdo con "la incorporación del indio a la civilización" a partir del credo religioso.

Anulado semanas después este proyecto, Siles invita a Enrique Baldivieso, José Tamayo, Guillermo Alborta, Humberto Palza y Augusto Céspedes, el más radical y joven del partido; logrando llegar a una alianza basada en la formación del partido y su posición ideológica.

En la nueva iniciativa por crear un programa de carácter "revolucionario", Céspedes, Baldivieso y Palza redactaron el programa del nuevo partido, resaltando como menciona Céspedes, "el papel mental de la juventud para guiar al país hacia una forma discreta de socialismo". Varios miembros aliados a Siles como liberales, genuinos y republicanos rechazaron el programa, siendo cambiado a un programa de corte liberal.

En cuanto a los medios de difusión, Gustavo Adolfo Otero, polígrafo de gran calidad, volviendo con otros del exilio que dio Saavedra, decidieron adherirse al nuevo partido para fundar un nuevo periódico llamado Nueva Era, medio de difusión para sustentar las ideas del nuevo partido. Sin embargo, los ataques empezaron a surgir cuando el periódico La Razón, dirigido por su primo Carlos Otero, realizó publicaciones que hacía ver al nuevo grupo como busca "pegas". Así, salió el apodo con el que se los conoció a estos jóvenes: Los Mamones y Supermamones para los de mayor edad.

A finales de ese año, 1926, Siles realiza una gira por todo el país creando células políticas y adhiriendo nuevos miembros como Carlos Montenegro y Augusto Guzmán en la ciudad de Cochabamba. Pero esta fórmula juvenil es escasa, ya que antiguos liberales conocidos como Enrique Finot, Rafael Taborga o Alberto Cortadellas, dirigirán en los próximos meses el partido.

En enero de 1927 se crea oficialmente con el nombre de Partido de la Unión Nacional, conocido después como Partido Nacionalista, siendo su presidente el industrial minero Rafael Taborga. Entre otros miembros fundadores estaban José Antonio Arze, Carlos Salinas Aramayo y Ángel Salas.

El Partido Nacionalista tenía en su programa aspectos que ya habían sido tratados por otros partidos, sin embargo, algunos puntos novedosos en su programa fueron: Leyes sociales en favor de la mujer, del obrero y del niño, igualdad jurídica de la mujer y autonomía universitaria. Si bien estos jóvenes fueron amoldando ideas, estas fueron divagando entre el socialismo, nacionalismo y el comunismo, haciendo que ninguna de ellas fuera implementada totalmente en el gobierno.

En la Convención Nacionalista, 12 de agosto de 1928, con la intención de analizar los cambios que había producido el partido se promulgó un nuevo programa que incluía "la educación netamente nacionalista", "nacionalización de ferrocarriles" y la cuestionada "nacionalización de la minería" que hacía su primera aparición como cuestión nacional. Este último punto, de quiebre en el partido, fue para los jóvenes nacionalistas del ala radical el punto final contra el dominio de la economía por parte de los empresarios mineros.

En la Convención también se realizó la lista de delegados por departamento y miembros del partido. Entre sus miembros destacan Víctor Muñoz Reyes, Daniel Bilbao Rioja, Antonio Diaz Villamil, Alfredo Flores, Manuel Frontaura Argandoña, Carlos Medinaceli, José Antezana, Emilio Villanueva entre otros.

Siles, por ambición personal, fue derrocado en 1930 y también con él se extinguió totalmente el Partido Nacionalista, siendo Montenegro y Céspedes los que estuvieron con el gobernante hasta el final.

Este "nacionalismo romántico", como diría uno de sus miembros, Guillermo Francovich, tuvo en su poder las futuras mentes que iban a explorar la cuestión nacional superando la crisis que dejaría la Guerra del Chaco y también siendo actores directos en la Revolución del 52.

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